Contemplar una aurora boreal es una de aquellas experiencias que se guardan para siempre en la memoria. Un espectáculo que deja sin habla y que hay que ver al menos una vez en la vida. Eso mismo piensa Juan Ramón Rodríguez, más conocido como El Coleccionista de Instantes, un amante de la fotografía y la astronomía, que maravilla en las redes sociales con sus inmortalizaciones de los paisajes canarios y sus amaneceres, al que su pasión ha convertido también en El Coleccionista de Auroras.

Hasta en siete ocasiones este firguense afincado en la capital grancanaria, se ha aventurado en latitudes septentrionales para capturar con el teleobjetivo de su cámara estas inmensas e hipnóticas luces colores que se ve en las regiones polares del globo, que se producen cuando una eyección de masa solar choca con el campo magnético de la Tierra. Islandia -marzo de 2013-, Tromsø (Noruega) -marzo de 2014-, Abisko (Suecia) -noviembre de 2014-, Islas Lofoten (Noruega) -noviembre de 2015-, Saariselka (Finlandia) -febrero de 2017- y de nuevo Lofoten -febrero de 2018- han sido los trofeos que ha ido aglutinando a su palmarés al que ahora añade la Isla de Senja, también en el país del mejor bacalao del mundo.

En La Gran Canaria noruega, como la llama Juan Ramón -tiene la misma superficie, aunque una densidad poblacional mucho menor- la vida discurre lenta. Lejos queda el estrés de las grandes ciudades, los atascos de tráfico, la rutina... El sol, que en septiembre y octubre asoma sobre las 6 de la mañana y se esconde entre las 18.30 y las 20 horas, marca el ritmo del día a día. Todo cambia a partir de noviembre cuando empieza la época oscura, un contraste con el verano, cuando todo es justo al revés; entre mayo y julio se dan las noches blancas -24 horas de sol-.

Silenciosa e idílica, la segunda mayor isla de Noruega -a 1.600 kilómetros de Oslo, 150 de Tromso y a 6.500 kilómetros de Gran Canaria - es un lugar tranquilo y poco poblado -7.500 habitantes aproximadamente- anclada en el fiordo de Bergsfjord, muy cerca del Círculo Polar, donde el frío es constante, aunque las temperaturas bajo cero que nunca llegaron a estar en positivo, según cuenta Juan Ramón en los ocho noches que estuvo entre los -7º y - 20º grados no le acobardaron para llevar a cabo su objetivo.

Caprichosas, nocturnas y esquivas, viajar para ver una aurora boreal es como comprar la lotería. Te puede tocar o no. Juan Ramón se muestra entusiasmado con su aventura y asegura que "es muy difícil repetirlo". Las condiciones meteorológicas pueden hacer que las auroras sean huidizas, por lo que hay que armarse de paciencia y aguantar al frío propio de esas latitudes y época del año, y a diferencia de otras aventuras aquí se dieron las condiciones propias para calificarlo como su "mejor viaje" hasta la fecha. Los termómetros -a pesar de estar bajo cero- fueron favorables, un cielo despejado, ayudado a la escasez del viento, y a la actividad del sol.

Y es que el disfrute de esta maravilla astronómica varia en intensidad, en función a los ciclos solares, "que duran alrededor de 11 años", explica Juan Ramón Rodríguez, que pertenece a la Agrupación Astronómica de Gran Canaria desde hace casi 20 años, y que en Senja se reunió con sus dos compañeros, Julio César y Alejandro Rodríguez, que disfrutaron por primera vez de las auroras boreales. Tres grancanarios que comparten afición y huyen del calor y el clima estable canario para aventurarse en los helados y aterados parajes noruegos. Desde la Cabaña de Las Auroras de Botnhamn, donde disfrutaban de las luces del norte por la noche en esta pintoresca localidad, situada cerca del fiordo Stønnesbotn, al igual que desde Husoy, un pequeño pueblo pesquero, y desde donde prácticamente toda la población se dedica a la pesca del mejor bacalao del mundo: el Skrei.

Bosques frondosos rodeados de afiladas montañas, las Okshorman, que mueren en el mar... Recorrer Senja es conocer la vida de otra época en la que tocaba sobrevivir duramente de la pesca y la agricultura. En la ruta se encuentre la zona de descanso de Tungeneset, y donde hay una pasarela que conduce sobre las rocas para proporcionar una visión de las puntas afiladas de la cordillera, comúnmente conocidas como los Dientes del Diablo.

Además, por si fuera poco, también hay playas de arena blanca por un mar de colores celeste, turquesa, verdes... de la playa de Ersfjoordstranda, presidida por un curioso baño chapado en oro.

La contemplación de cetáceos también es un aclamo turístico en Senja. Estos mamíferos gigantes llegan hasta estos fiordos atraídas por la cantidad de arenques que en estas fechas se concentran en el mar Ártico. Un manjar para las ballenas jorobadas y orcas y un espectáculo para los viajeros.

Juan Ramón Rodríguez acercará y compartirá su experiencia con todo aquel que se pase por el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología con la proyección audiovisual En busca de las Luces del Norte 2019' con una serie de fotografías que reflejan los paisajes de las montañas nevadas recortada, las playas de Senja, la naturaleza virgen y las pintorescos parajes de la isla de Senja. Será el próximo viernes, 12 de abril, a las 18.30 horas, con entrada libre y hasta completar aforo.