El robot Da Vinci ha demostrado sus buenos resultados para tratar el cáncer de próstata y útero, en lo que concierne a la práctica de prostatectomías e histerectomías - extirpación de próstata y útero respectivamente-. De hecho, su eficacia ha quedado reflejada en una reducción de las molestias que experimentan los pacientes y en el tiempo de recuperación. Así lo pusieron de manifiesto ayer los especialistas en Urología y coordinadores de cirugía robótica del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno-Infantil y del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, Antonio Blanco y Reinaldo Marrero. En concreto, el Insular comenzó a aplicar esta tecnología hace dos semanas, y a lo largo de este período ha llevado a cabo tres prostatectomías radicales y tres histerectomías. Por su parte, el Negrín introdujo la práctica el pasado lunes y ha realizado dos prostatectomías.

La experiencia es, según los médicos, satisfactoria. "Este aparato es en realidad una laparoscopia asistida por robot que nos proporciona exactitud quirúrgica y técnica en aquellas cirugías complejas que habitualmente nos costaría más trabajo realizar a través de la laparoscopia convencional", explicó el doctor Blanco. Una valoración que compartió el profesional del Negrín, al decir que "los resultados han sido los esperados, y los pacientes han podido ser dados de alta prácticamente transcurridas 48 horas desde la intervención".

Lo cierto es que el robot permite al cirujano ejecutar una serie de acciones que sería "imposible" realizar con el movimiento natural de las manos.

Da Vinci está constituido por cuatro brazos que transmiten en 3D, y en alta definición, las imágenes de la actividad que realizan los profesionales en el interior del paciente, a través de una consola dotada con la misma capacidad tecnológica.

Tecnología

Siguiendo esta línea, el sistema se compone de tres partes bien diferenciadas. Por un lado, la consola quirúrgica marca el lugar donde debe situarse el cirujano principal para dirigir la intervención. Por otro, el cargo de paciente, en el que se encuentran los cuatro brazos robóticos móviles e intercambiables. Y por último, la torre de control, que como su nombre indica, integra el software del dispositivo. "Hay que tener en cuenta que el robot es un complemento, y el que realiza la operación es un cirujano", enfatizó el especialista del Hospital Insular.

Asimismo, entre las ventajas que aporta esta revolucionaria técnica a los pacientes, los doctores destacaron su capacidad para realizar incisiones más pequeñas, y por ende, dejar cicatrices más reducidas, con menores pérdidas de sangre, y una reducción en las posibles complicaciones propias del postoperatorio. Pero a esto cabe sumarle su capacidad para realizar cirugías abiertas de un modo mínimamente invasivo.

En el caso de la prostatectomía, el doctor Marrero apreció que la complejidad de esta operación radica en que "hay que abordar una zona en la que se encuentran muchos nervios que se encargan de controlar nuestra potencia sexual y el esfínter urinario". Por esta razón, el hecho de poder observar con claridad el área que se está interviniendo concede la posibilidad de separar adecuadamente las estructuras nerviosas. "Los pacientes tienen una alta tasa de recuperación de la potencia sexual y la continencia, al poder preservar estas estructuras", resaltó.

Algo similar ocurre en los resultados de las operaciones ginecológicas, en los que las pacientes han recibido altas precoces y se ha conseguido respetar las terminaciones nerviosas de la zona. Así, es posible preservar la calidad de vida de estas mujeres.

Pero los beneficios no son solo para los pacientes, sino que se extrapolan también para los propios cirujanos al poder trabajar más "cómodos" y no tener que estar de pie realizando un conjunto de procedimientos que mucho se aleja de los que permite realizar el robot Da Vinci. "Ahora podemos estar sentados en una consola moviendo los brazos robóticos que se encuentran apoyados en una superficie, y que además reducen nuestro cansancio", anotó el especialista del Negrín.

Hasta el momento, tanto los urólogos como los ginecólogos de la Isla llevaban a cabo este tipo de intervenciones a través de la laparoscopia convencional. "La laparoscopia es una técnica que nos ha costado mucho aprender. Es muy compleja, y no nos permite llevar a cabo todos los movimientos que deseamos con la misma destreza, capacidad y tiempo que ofrece el sistema operativo Da Vinci", destacó el doctor Blanco.

Continuidad

El Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín tiene previsto implantar esta técnica de última generación el próximo 24 de abril, para después continuar los profesionales de Otorrinolaringología. Progresivamente, lo harán Cirugía Torácica, Cardíaca y Maxilofacial. "Todo procedimiento que fuese anteriormente realizado a través de cirugía laparoscópica es potencialmente candidato a esta cirugía robótica", destacó el coordinador del centro sanitario capitalino. Si bien es cierto que deberá atender al criterio médico, estando indicado solo para aquellos casos más complejos.

Asimismo, el Servicio de Cirugía General y Digestiva del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno-Infantil adoptará el procedimiento quirúrgico a finales del presente mes de abril, y poco a poco lo harán también otras especialidades como Cirugía Torácica, Otorrinolaringología, Pediátrica o Maxilofacial.

En la actualidad, existen cuatro robots Da Vinci y están implantados en los hospitales de referencia de Gran Canaria y Tenerife. Estos sistemas han representado una inversión cifrada en 8,5 millones de euros para el Servicio Canario de la Salud (SCS).