Los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Playa de las Américas, que detuvieron a José Antonio Palau horas después de hallar el cadáver de su esposa Lílibet Hernández, señalaron en la vista oral que el acusado les reveló aquella madrugada que había "agarrado del cuello a su mujer" y señalaron que este les indicó cómo lo había hecho, extendiendo las manos hacia arriba. Para los agentes, aquel gesto fue revelador y contradice las posteriores declaraciones que el propio acusado ha dado durante la instrucción de este procedimiento que ahora se juzga en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife con Tribunal del Jurado.

Para los agentes, ese detalle y el hecho de que una de las puertas del armario del dormitorio conyugal de la vivienda en la que residían en El Fraile (Arona) estuviera desencajada de sus bisagras vendría a probar que el presunto autor del homicidio "habría agarrado del cuello a la mujer con gran fuerza hasta llevarla contra dicho armario donde acabó con la vida de ella", de tal forma que "ni pudo gritar ni defenderse".

La segunda sesión de este juicio con Tribunal del Jurado que juzga el asesinato de la joven Lílibet Hernández presuntamente a manos de su marido y padre de un hijo de corta edad, el 31 de octubre de 2017, no solo sirvió para rebatir la versión que dio el acusado el primer día de la vista oral, cuando afirmó que la muerte se debió a un "accidente", que la agarró del cuello sobre la cama tras una acalorada discusión, pero que nunca quiso matarla y añadió que no se dirigió al aeropuerto Tenerife Norte para salir de la Isla.

Sin embargo, los agentes señalaron que aquella noche hablaron con él por teléfono "hasta en once ocasiones" para averiguar su paradero hasta que fue localizado a las 04:20 horas del 1 de noviembre, apoyado en su coche, en los aparcamientos de dicho aeropuerto, siendo detenido en ese instante. Fue en este momento cuando el arrestado les indicó "de forma voluntaria" lo que había ocurrido y "cómo había ocurrido", destacaron los agentes.La segunda sesión se inició con la declaración de los familiares más directos de la víctima, dos de sus tías, un primo y la hermana pequeña de Lílibet Hernández, además de los caseros que le alquilaron el piso. Todos coincidieron en el carácter "controlador y celoso" de Palau, quien "desde Cuba intentaba controlarla en todo momento a través del teléfono".

Señalaron que el hijo de la víctima se había quedado con su padre, José Antonio Palau, en Cuba, mientras ella vino a Tenerife a trabajar como médico, enviando dinero periódicamente a Cuba.

En una ocasión, "Lílibet encontró que tenía 17 llamadas perdidas que no había podido atender porque estaba durmiendo y cuando se puso en contacto con él, este le dijo que su hijo había sufrido una herida en el corazón y estaba en el hospital", indicó una de las familiares para añadir que "todo había sido un invento de José Antonio para hacerle daño a Lílibet".Los familiares aseguraron que José Antonio, que "maltrataba a su hijo", lo tenía como "pasaporte para poder viajar a Tenerife" porque sospechaba que ella había iniciado una relación con otro hombre y no quería que él se reuniera con ella en la Isla.

"La familia tenía miedo de que pudiera matarla"

"La familia tenía miedo de que pudiera matarla"

Dayanne H., era un compatriota cubano de Lílibet Hernández., a quien conoció en Tenerife en febrero de 2017. Él también era médico como ella, se habían licenciado en Cuba y le pidió asesoramiento para homologar el título y poder ejercer la Medicina en la Isla. Mientras tanto trabajó en una empresa de seguridad y en una finca de plataneras. Lo que al principio fue una simple amistad desembocó en una relación sentimental unos meses más tarde. Él tenía pareja en Cuba, y Lílibet aún estaba casada, con un hijo que había dejado también en su país natal. Según declaró Dayanne, en calidad de testigo, Lílibet quería traerse a su hijo a la Isla, pero no quería que viniera el padre, pero él insistía en venir con el niño. "Llegó a quemar su pasaporte para que no pudiera salir sin él" y, de hecho, el ahora acusado decía que "el niño era su pasaporte para salir de Cuba". Cuando en septiembre llegó José Antonio con su hijo, la familia de Lílibet le dijeron que no la viera hasta que se aclarara la situación del matrimonio, pues "temían que él pudiera llegar a matarla".

Controlaba su teléfono y la seguía por la calle

Controlaba su teléfono y la seguía por la calle

Familiares de Lílibet Hernández declararon que José Antonio Palau, marido y hoy acusado como presunto autor del asesinato de su joven esposa, "la controlaba en todo momento, tanto desde Cuba a través del teléfono o las redes sociales como desde que llegó a Tenerife en septiembre de 2017. "Él sospechaba que tenía una relación sentimental con otro hombre" por lo que "llegó a seguirla al trabajo o cuando salía a la calle". Algunos de los familiares señalaron que desconocían que Lílibet tuviera una relación sentimental y creían que Deyanne era "solo un amigo". No obstante, una de las tías le llamó en una ocasión para pedirle que dejara de verla durante un tiempo, porque tenían miedo de lo que el marido pudiera hacerle a ella o al niño, a "quien él tenía desatendido mientras ella iba a trabajar dos turnos a diario".