Una vecina de La Orotava vivió un terrible episodio violento en febrero del año pasado por el brutal ataque de su novio, que previamente había ingerido diferentes sustancias estupefacientes y una cantidad significativa de alcohol.

El suceso se produjo en La Orotava hace 15 meses, pero ahora se ha conocido que la Fiscalía solicita para el individuo implicado cinco años y cuatro meses de prisión por los delitos de detención ilegal, amenazas graves, contra la integridad moral y lesiones graves.

El representante del Ministerio Fiscal plantea un escrito de calificación en el que relata con detalle la situación de pánico vivido por la afectada en la vivienda en la que convivía con su novio, ahora procesado.

El día de los hechos, el 15 de febrero, el implicado consumió hachís, MDMA y cocaína. Además, ingirió bebidas alcohólicas. Como consecuencia de todo ello, el implicado sufrió un trastorno psicótico agudo, que "redujo en modo grave su capacidad de compresión y voluntad", según la acusación pública. El punto de encuentro del agresor y su víctima se produjo en el municipio de Candelaria. La novia pasó a recogerlo en un coche por la casa de una tía. Ambos fueron al domicilio en el que vivían en La Orotava, al que llegaron a las 22:30 horas de ese día.

Desde ese momento comenzó a manifestarse la conducta delirante del varón, que tiró diversas cosas a la basura y encerró a la víctima en la casa, tras cerrar las puertas de acceso.

El primer acto violento hacia su pareja consistió en intentar tirarla por una ventana, desde varios metros de altura.

Posteriormente, le dirigió una serie de comentarios obscenos y la desnudó de forma violenta, expresándole que la iba a violar, lo que supuso un menoscabo de su integridad sexual y su seguridad, en opinión del representante de la Fiscalía. La afectada logró convencerlo para que finalmente no cometiera la agresión sexual.

A continuación, el presunto autor de los hechos la arrastró hasta el cuarto de baño, donde trató, sin éxito, de ahogar a la perrita de la mujer, aunque esta logró que el animal escapara. Entonces, el varón encerró a la víctima en dicho espacio, donde estuvo hasta las 2:00 horas del día siguiente. En ese momento, el ahora acusado introdujo a golpes a su pareja en la bañera, donde había cristales rotos procedentes de la ventana que horas antes había fracturado para tirarla a la vía pública. Mientras tanto, la amenazaba de muerte, a la vez que la agarraba del cuello y presionaba como si la fuera a estrangular. Además, la obligó a ingerir productos de limpieza y de aseo personal -como lejía- que estaban en el baño. La víctima también recibió golpes en casi todo el cuerpo. El agresor le arrancó las pulseras y colgantes que llevaba. Para agravar todavía más la sensación de miedo en la afectada, el individuo le decía que estaba poseída por el espíritu de otra persona. La víctima se acordó de la fobia del agresor a los vómitos y entonces simuló que expulsaba alimentos por la boca. Así pudo salir del baño, recoger a su mascota y huir a casa de sus padres.