José M. R., de 47 años, vecino y natural de Cruce de Arinaga, en el municipio grancanario de Agüimes, disparó y mató ayer a su pareja sentimental, para luego quitarse la vida con el mismo arma de fuego. La mujer asesinada en un nuevo caso de violencia de género en Gran Canaria tenía Lilium como nombre de pila y nació en Colombia en 1980.

La hija de Lilium, de 14 años, acudió durante la tarde de este jueves al domicilio de José M. R., sito en la calle Tamadaba del Cruce de Arinaga, al no tener noticias de su progenitora. Acompañada por un chico, decidió en torno a las 16.45 horas abrir la puerta de la vivienda, donde encontraron los dos cuerpos sin vida. La menor salió a la calle, gritó y pidió auxilio, como confirmaron varias vecinas.

Agentes de la Guardia Civil del Puesto de Agüimes, así como miembros del Grupo de Intervención Rápida (GIR) de Vecindario, en el término municipal de Santa Lucía de Tirajana, acudieron de inmediato al lugar donde ocurrió el crimen, como también lo hicieron agentes de la Policía Local, que poco después se retiraron.

Según fuentes del instituto armado, los primeros datos de la Policía Judicial de la Benemérita apuntaban al fallecimiento de ambas personas por heridas de arma de fuego en la cabeza, no constándole a ninguno antecedentes o denuncias previas por violencia de género.

Los funcionarios policiales incautaron una escopeta en la vivienda, presuntamente la usada en los hechos. José M. R., que era ingeniero de profesión y contaba con una propiedad con animales en Los Corralillos, tenía licencia de armas en vigor. No contaba con ningún tipo de antecedentes policiales.

Los guardias civiles realizaron las correspondientes pesquisas y recogida de datos, hasta que en torno a las 20.00 horas llegó el vehículo de traslados judiciales. Un media hora más tarde tuvo lugar la retirada de los dos cuerpos sin vida, que fueron trasladados al Instituto de medicina legal de Las Palmas de Gran Canaria, donde se les hará los correspondientes exámenes forenses para determinar las circunstancias exactas del fallecimiento y todas aquellas que ayuden a la investigación de la Guardia Civil, como al correcto esclarecimiento del suceso.

Consternación

La muerte violenta de Lilium provocó una gran consternación y sorpresa, especialmente a su hija menor de edad y a la hermana de la difunta, como al resto de familiares y amigos, que estaban ayer delante del edificio donde ocurrió el trágico suceso.

"Ha matado a mi hermana", repetía entre llantos la tía de la niña de 14 años cuando en un determinado momento hablaba por teléfono, entre sollozos y exclamaciones. Los llantos y muestras de dolor fueron más fuertes en el momento que introdujeron el cadáver de Lilium en el vehículo de traslados judiciales. Un centenar de personas se encontraba en la calle Tamadaba y en las dos vías próximas siguiendo todo lo que ocurría. "Parece que estaban con la ruptura de la relación", comentó un vecino de Agüimes, quien señaló que el fallecido tenía "dos hijos pequeños de una relación anterior".

Un residente de La Goleta destacó su sorpresa por lo sucedido. "Yo a él lo veía muy a menudo en la panadería que está delante de la piscina, unas calles más abajo. Siempre he pensado que era tranquilo. Nunca imaginé que podría ser capaz de hacer este tipo de cosas. Quizás sea la cabeza que le empujó a hacer una barbaridad", explicó.

Otros vecinos y vecinas señalaron que "es un ingeniero que tenía un estudio de proyectos. Hace muchos años tuvo una carnicería". "A mí me extraña que no estén por aquí personas de los Servicios Sociales para hablar y atender a esa niña que acaba de perder a su madre", señaló un trabajador del casco de Agüimes.

La anterior mujer fallecida por violencia de género, la primera en Canarias en lo que va de año 2019, fue una ciudadana alemana, que fue hallada muerta el pasado mes de abril en una cueva en el municipio tinerfeño de Adeje. También fue descubierto el cuerpo sin vida de su hijo de diez años. El marido y padre de las dos víctimas fue detenido. El otro hijo de esta pareja, de cinco años, fue el que huyó de la cueva al ser testigo de las agresiones y golpes, y anduvo varias horas hasta que una mujer lo encontró y dio la alarma de los hechos.