Los investigadores del Grupo TARHA del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Pedro Henríquez Valido, Jacob Morales y Amelia Rodríguez Rodríguez, junto a Paloma Vidal (Universitat de Valencia) y Jonathan Santana (Durham University, UK), han suscrito un artículo de investigación en el que indagan sobre las técnicas de almacenamiento a través del análisis de los restos entomológicos y vegetales presentes en el Granero prehispánico de Risco Pintado, ubicado en Temisas (Gran Canaria).

El estudio, que se titula "Archaeoentomology and archaeobotany of long-term storage spaces: The granary of Risco Pintado, Temisas (Gran Canaria)", ha sido publicado en la revista especializada española 'Trabajos de Prehistoria', que edita el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El granero prehispánico canario de Risco Pintado, fechado entre los siglos IX y XV D.C., se caracteriza por agrupar numerosos silos excavados en la toba volcánica y situarse en un lugar escarpado de difícil acceso y fácil defensa. Las excepcionales condiciones ambientales de estas infraestructuras han permitido la conservación en el interior de los silos de restos desecados de los productos vegetales almacenados y de las plagas asociadas al ensilado.

Las especies domésticas documentadas incluyen cereales (cebada y trigo), legumbres (habas y lentejas) y frutales cosechados (higos), así como otros vegetales silvestres recolectados. Junto a estos restos se registran insectos que se desarrollan como plagas primarias y secundarias del almacenamiento: gorgojos del grano y dientes de sierra. Estas plagas se combatieron mediante insecticidas naturales como el laurel y el lentisco.

Los investigadores analizan la presencia de estas plagas como un indicador de almacenamiento a largo plazo y de las estrategias desarrolladas para asegurar la integridad de los recursos vegetales almacenados.

En total, se han contabilizado 10.432 restos carpológicos (botánicos), 112 restos antracológicos (carbones y maderas) y 8951 restos entomológicos (insectos).

El 92 % de los elementos identificados (9.715 especímenes) se integran en el elenco de las plantas cultivadas y recolectadas por los antiguos habitantes de Gran Canaria: concretamente, cebada vestida, trigo duro, higos, habas, lentejas, palmera, laurel, lentisco y pino. Todos estos elementos han sido documentados previamente en contextos domésticos prehispánicos.

La cebada es el cereal más abundante dentro del granero. Está presente en el yacimiento con 1.277 restos (14% del total) y se preserva en tres formas claramente identificables: semillas, glumas articuladas y segmentos de raquis.

El análisis antracológico (carbones y maderas), todavía en un estadio preliminar, pone de manifiesto la presencia de un conjunto escaso de carbones y una presencia mayor de fragmentos de maderas desecadas. En total, se contabilizaron 112 restos antracológicos agrupados en 6 taxones.

Respecto a los restos de insectos, se identificaron 4 especies en el interior de los silos. El insecto más numeroso (número mínimo de 5427 individuos) es el gorgojo del grano (Sitophilus granarius), representando el 60,63 % de todas las evidencias entomológicas. Se ubica en la totalidad de los silos estudiados, con una densidad media de 159,61 insectos por silo.

El gorgojo del grano es un insecto sinantrópico que se ha expandido por todo el mundo a partir de la difusión de la agricultura y que se alimenta exclusivamente de cereal almacenado por los seres humanos, constituyendo una de las plagas más perjudiciales para estos granos.

La población indígena de Gran Canaria practicó una serie de técnicas encaminadas a proteger las semillas y evitar las plagas. Precisamente, las evidencias recuperadas en el granero de Risco Pintado indican que los granos eran almacenados dentro de su cubierta vegetal, sin procesar. Este patrón también ha sido registrado en el granero de Acusa, cuyas mejores condiciones de preservación han permitido que se conserven algunas espigas completamente articuladas.

La documentación etnohistórica corrobora estas evidencias, al mencionar que los indígenas de Gran Canaria cosechaban los cereales arrancando la espiga y dejando el resto de la planta en el campo (Abreu Galindo 1977; Morales Padrón 2008; Morales 2010; Santana et al. 2012). La técnica de conservación de los cereales y frutos en sus cubiertas vegetales, los protege de insectos y roedores, a la vez que permite mantener las condiciones de humedad y temperatura necesarias para su correcta conservación.

Por último, las hojas y madera de laurel canario y las semillas de lentisco pudieron ser empleadas en los silos como repelentes e insecticidas naturales. Las hojas y frutos del laurel canario contienen aceites esenciales que actúan como insecticidas y repelentes, a la vez que inhiben el crecimiento de las semillas e impiden la proliferación de hongos.

En definitiva, el estudio muestra que, aunque permanecieran abiertos tras su abandono, los silos prehispánicos de Risco Pintado conservan en buen estado parte de la cosecha de los antiguos canarios. Y ello a pesar de que una serie de plagas de carácter primario y secundario (esta última, identificada por primera vez en un yacimiento canario en Risco Pintado) mermaran en gran parte la cosecha almacenada.

La investigación confirma que los graneros prehispánicos de Gran Canaria muestran unas condiciones de conservación excepcionales y que exhiben un enorme potencial para contribuir al estudio del almacenamiento en el pasado.