Cáritas Diocesana de Canarias atendió a lo largo del 2018 en la provincia de Las Palmas a 7.159 personas de forma directa, más de 22.000 ciudadanos en total si se contemplan los beneficiados indirectos, es decir, todos los integrantes de las familias en exclusión social.

El obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, el director de Cáritas Diocesana de Canarias, Gonzalo Marrero, y la secretaria general de la entidad en la provincia oriental, Caya Suárez, presentaron este jueves la Memoria institucional 2018, cuyos datos confirman la difícil situación sufrida en el Archipiélago tras contabilizarse unas 618.000 personas en situación de exclusión social en el último Informe Foessa.

"Aunque el número de atenciones realizadas en 2018 ha bajado con respecto a años anteriores, nos encontramos con realidades de pobreza enquistadas y que se agudizan con el paso del tiempo", lamentó Gonzalo Marrero sobre el balance del pasado ejercicio, disponible en la web caritas-canarias.org

De hecho, los datos de la institución eclesiástica reflejan que una de cada cuatro familias lleva siendo atendida desde hace más de tres años, lo que evidencia la cronicidad de la pobreza en las Islas, detallaron mediante nota de prensa desde Cáritas

En opinión de Marrero, "la mejora de la economía no ha repercutido en la calidad de vida de las familias que acuden a Cáritas".

Una respuesta integral

Por su parte, Caya Suárez expuso que "los problemas de los hogares que atendemos se han agravado, lo que ha requerido una intervención más específica".

Según la secretaria general de la entidad católica, "Cáritas apuesta por una respuesta integral y promocional de las personas, teniendo en cuenta que estamos ante un modelo social que excluye y reproduce las situaciones de pobreza".

De acuerdo a la última memoria de Cáritas Diocesana de Canarias, las mujeres son las que principalmente se acercan a los recursos de la entidad, con 60,6% de solicitantes femeninas (39,4% hombres) y más de la mitad (52,4%) tienen entre 40 y 59 años.

Las familias con hijos a cargo atendidas durante 2018 representan el 44,6% del total, de las que el 22,1% son monoparentales, principalente encabezadas por mujeres, añadieron las mismas fuentes antes de destacar la fuerte asociación existente entre las condiciones de vida de padres e hijos, es decir, "la pobreza se hereda".

La soledad y el aislamiento social son problemas crecientes en las sociedades modernas actuales y representan un factor de exclusión, de hecho, las personas solas son el 31,7% del tipo de hogares total atendidos, un porcentaje muy significativo que manifiesta la desprotección de quienes no cuentan con una red personal de apoyo.

Si bien el 70% de los hogares atendidos está compuesto por personas de origen español o nacionalizadas; el 30% restante (25,5% extracomunitario y 4,5% comunitario) se encuentran con dificultades asociadas con su condición de migrantes y los extranjeros atendidos desde Cáritas aumentó un 6,2% respecto al año anterior, con las nacionalidades marroquí y venezolana como más representativas tras doblarse frente a 2017, completaron desde la entidad, cuya área internacional acompaña para facilitar su integración al tiempo que promueve el desarrollo en los países de origen a través de proyectos de cooperación.

Además, el 81,8% de las personas que encabezan las familias atendidas no había superado los estudios obligatorios, lo que condiciona sus oportunidades laborales y produce también un efecto de reproducción en los resultados educativos de los menores, aunque un nivel de cualificación alto no es una garantía absoluta ya que el 4,2% tenía estudios universitarios y no resultaron suficientes para evitar una situación de pobreza y exclusión social.

El 79,8% de los hogares acompañados desde Cáritas tenían a su sustentador principal parado durante 2018, pero el empleo tampoco está cumpliendo su función integradora ya que muchas de las personas acceden a un puesto en términos de precariedad laboral al recibir un salario mísero o trabajar un número de horas suficientes, de hecho, el el 4,4% de las personas atendidas sí contaban con un empleo.

La situación económica es, en gran medida, consecuencia de la situación laboral, argumentaron desde Cáritas antes de constatar, por un lado, una vulnerabilidad económica de los hogares y, por otro, una protección social precaria. De acuerdo a la memoria, el 50,8% de los hogares carece de una fuente de ingresos regular, es decir, no dispone ingresos para garantizarse unas mínimas condiciones de vida.

Este estado de precariedad generalizado se refleja también en la situación de la vivienda de las familias acompañadas, un bien de especulación especialmente notorio en determinadas zonas de la provincia de Las Palmas con precios al alza sin parar.

Las principales perjudicadas son las personas y familias que se han visto abocadas a la pérdida sus viviendas, concluyeron desde Cáritas Diocesana de Canarias antes de cifrar en más de 1.400 personas los ciudadanos sin hogar durante 2018, entre llas 41 familias con hijos a cargo en situación exclusión residencial, es decir, sin alojamiento.