Si tuviera que clasificar la calidad del vino por nacionalidades, ¿qué lugar ocupa actualmente España?
Por calidad, el primero, porque es un lugar donde la viticultura se da de forma natural. Tenemos producciones por hectárea bajas y muchas horas de sol. Esto da vinos de gran calidad. España tiene un gran abanico de denominaciones de origen y de terruños diferentes. Hay una cantidad fantástica de variedades autóctonas, algunas ancestrales. Canarias tiene muchas variedades antiguas y no llegó aquí la filoxera. Lo que falta es saber comercializar y vender correctamente los vinos españoles. No se hace lo suficiente porque el país, durante mucho tiempo, estuvo muy cerrado a las exportaciones mientras Italia y Francia avanzaban. Ahora nos tenemos que esforzar más por recuperar el terreno perdido.
Y su emblemática marca, ¿qué consideración tiene en la escala de valores mundial?
Los vinos de la familia Torres son conocidos en 160 mercados. Estamos en 11 denominaciones de origen. Hemos intentado hacer un trabajo franco y directo para dar a conocer nuestros vinos. Toda la familia empleamos gran parte del tiempo viajando por todo el mundo dando a conocer los vinos españoles, lo que supongo que con el tiempo, ha hecho que la marca sea más conocida.
¿Recuerda cuántas marcas y denominaciones han lanzado sus bodegas al mercado desde que existen?
Tenemos unas 65 marcas. Estamos en el Penedès, Conca de Barberá, Costers del Segre, Priorat, Rioja, Ribera, Rueda y Rías Baixas. También estamos en Chile haciendo vinos desde 1979 y mi tía tiene una pequeña bodega en California. Además, todavía conservamos una producción de destilados que son los brandies elaborados en el Penedès y una pequeña cantidad de pisco en Chile. El año que viene cumpliremos 150 años. Somos cinco generaciones en las que cada una ha tenido amor por su trabajo y ha lanzado los vinos que son como nuestros hijos y los cuidamos.
¿Son propios todos los viñedos que abastecen sus bodegas?
No, tenemos en propiedad un 30% de los viñedos que necesitamos. Este 30% va dedicado a los vinos de un nivel más alto, sobre todo, los de finca, como un Mas La Plana o un Grans Muralles, vinos que necesitan ir más al detalle, pero tenemos también los que son muy conocidos y buenos cuyas uvas proceden de familias que han trabajado con nosotros durante muchas generaciones.
¿Cuál es la bodega que mayor producción lanza cada año al mercado?
La del Penedès, la región donde empezamos a hacer vino desde 1628 a pequeña escala y ya desde 1870 a mayor, creando ya una bodega propiamente dicha, poniendo la familia su nombre en las barricas y, posteriormente, en las botellas.
¿Con cuántas variedades de uva trabajan en la actualidad?
En Chile trabajamos con muchas variedades internacionales, como la Chardonnay, la Cabernet Sauvignon, la Sauvignon Blanc, la Merlot, la Pinot Noir o la Gewürztraminer y en España trabajamos con variedades internacionales y autóctonas, como la Garnacha, la Cariñena, el Tempranillo, el Graciano, el Monastrell, el Verdejo o el Albariño. Las que más me ilusionan son las 54 variedades ancestrales que hemos recuperado durante los últimos 30 años y que existían antiguamente en Cataluña y no fueron destruidas por la plaga del siglo XIX de la filoxera.
¿Cuáles son los periodos de crecimiento más dilatados en sus marcas de élite?
Nuestro buque insignia ha sido siempre Mas La Plana, un vino que se creó en 1970 hecho con la variedad Cabernet Sauvignon y que venció en las Olimpiadas de vino de París de 1979. Lo vendemos en muchos países y tiene un buen reconocimiento mundial. Nuestros vinos del Priorat, en los últimos años, han ganado mucha presencia porque se trata de una zona mágica con un terroir muy al límite, con grandes pendientes, piedra de pizarra, una viticultura muy difícil, pero que hace grandes vinos. Nuestro último lanzamiento es el vino Mas de la Rosa, el más caro que tenemos, de menor producción y calidad extraordinaria que refleja el paisaje y la identidad de ese viñedo de una forma única.
Se dice que hoy, todos los vinos son buenos si los crean buenos enólogos. ¿Es cierto?
Hoy en día hay mejores vinos que en el pasado. El conocimiento enológico en España ha mejorado mucho. Hemos comprendido mejor el viñedo y cómo hacer vinos.
Países que hasta hace pocas décadas no eran vinícolas llegan hoy masivamente a ciertos mercados, Australia por ejemplo. ¿Qué opina de sus productos?
Los países del nuevo mundo como Australia, Chile, Nueva Zelanda o Argentina han liberalizado mucho la forma de hacer los vinos, con una gran adecuación al mercado y precios muy competitivos. Llegan a muchos países, pero España, Francia o Italia tienen una gran historia y múltiples variedades autóctonas especiales, múltiples denominaciones de origen y subzonas, lo que nos debería permitir vender vinos con más valor añadido y a precios más altos.
¿Hay mito y leyenda en los caldos más preciados y caros, o todo es justo y cierto?
Es una cuestión de oferta y demanda. Si hay mucha demanda, para ciertos vinos, suben más los precios. Es difícil decir si un vino vale el precio marcado. He probado vinos carísimos que merecen su precio y otros que no lo merecen. Cada vino debe reflejar su paisaje y te tiene que emocionar, hacer viajar a ese lugar para que tenga una valía.
¿Qué problemas tiene hoy la economía exportadora del vino?
En la Unión Europea, a veces, somos menos eficientes en llegar a acuerdos en cuanto a tratados comerciales. Chile, por ejemplo, es muy avanzado y consigue que sus vinos lleguen a los mercados con aranceles cero, mientras que los vinos europeos pagan más aranceles.
¿Y qué perspectivas de futuro contemplan las grandes marcas, como es la suya?
El mercado del vino es muy competitivo por lo que hay que estar pendiente, desde la elección del viñedo hasta cómo conseguir que el vino llegue al restaurante. Somos una empresa familiar que siempre pensamos a largo plazo, lo que permite tomar decisiones correctas. Somos de construir la marca, aunque nos cueste, durante muchos años. Este hemos sido escogidos la mejor marca de vinos por la revista Drinks Internatio nal.
