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Entrevista | Gabriela González

"El universo envía señales para entender sus leyes"

"Decimos que escuchamos los agujeros negros porque digitalizamos esa señal y la pasamos a audio", explica esta física

La investigadora Gabriela González. alejandro amador

Gabriela González y Jorge Pullin demostraron que Albert Einstein estaba equivocado cuando decía que no se podía culpar a la teoría de la gravedad de que la gente se enamore. Precisamente el estudio de esa materia convirtió a ambos en marido y mujer. La física argentina Gabriela y su equipo han sido, por el contrario, los primeros en confirmar, hace cuatro años, la existencia de las ondas gravitaciones anticipadas por el científico más importante del siglo XX.

"Era el ruido de una colisión de estrellas de neutrones de hace 1.300 millones de años", explica, afable, esta profesora de la Universidad Estatal de Luisiana y portavoz del proyecto LIGO para la detección de ondas gravitacionales en una jornada sobre agujeros negros en la Fundación Ramón Areces. Este descubrimiento, revela en exclusiva, nos ayuda a entender el origen de metales pesados y preciosos hasta el punto que se podría decir que el oro surgió de una de esos choques estelares en el lado oscuro del universo donde los agujeros negros bailan entre sí hasta fundirse en un eterno abrazo.

¿Leo que según un reciente descubrimiento puede haber otra causa diferente del colapso gravitatorio de una estrella, como el choque de la materia, en la formación de un agujero negro?

El origen de los agujeros negros se produce por explosiones de estrellas, que dejan estrellas de neutrones o un agujero negro pequeño que crece cuando se come a otras estrellas. Otra teoría dice que también pueden haberse originado en el universo temprano.

Y serían los agujeros negros primordiales, ¿no?

Exacto, porque se formaron en el universo temprano del espacio-tiempo, sin un colapso de estrellas que todavía no existían.

¿Vio usted el agujero negro o lo escuchó?

Ni lo vi, ni lo escuché. Lo detectamos midiendo distancias muy cuidadosamente con láseres que van entre espejos. Decimos que escuchamos los agujeros negros porque digitalizamos esa señal y, luego, la convertimos en audio.

¿Cómo suena un agujero negro?

Siempre se ha dicho que suena como el trino de un pájaro pero la mayoría de las ondas gravitacionales que escuchamos son de masas grandes y eso produce frecuencias bajas. La última que descubrimos en la segunda campaña producida por una colisión de estrellas de neutrones tenía tonos más altos y agradables.

Eso forma parte del lado oscuro del universo.

Cuando detectamos esos agujeros negros lo que hacemos es acercarnos a ese lado oscuro en el que no hay luz pero en realidad el universo no tiene lados, existe en todos los sitios. Se llaman agujeros negros porque no emiten luz ni ondas electromagnéticas pero sí ondas gravitacionales cuando chocan.

¿No estaba claro entonces que realmente existieran las ondas gravitacionales cuando usted y su equipo pudieron confirmarlo por primera vez?

En el ambiente científico no había dudas de su existencia pero la amplitud del efecto de estas ondas era tan pequeña que se dudaba que se pudiese medir como hicimos en 2015 después de décadas de duro trabajo.

¿Cómo llegó Einstein a predecir hace 100 años que el espacio-tiempo es dinámico y que hay ondas gravitacionales que viajan a la velocidad de la luz?

La existencia de las ondas gravitacionales es una consecuencia de la teoría de la gravedad de Einstein, que es conceptualmente bellísima y nada tiene que ver con lo que nos cuentan en la escuela. La ley de Newton predijo que hay una fuerza instantánea y Einstein a través de la teoría del electromagnetismo decía que no existía nada que viajara más rápido que la velocidad de la luz. Esta fuerza instantánea de gravitación no respetaba esa teoría. Por lo tanto dedujo que no hay una fuerza instantánea entre dos masas sino que curvan el espacio-tiempo en el que viven.

¿Qué supuso para usted el 11 de febrero de 2016, cuando presentó al mundo su descubrimiento junto con los científicos David Keitze, Rainer Weiss y Kip Thorne?

Fue muy emocionante y la reacción de la comunidad científica, maravillosa.

Una mujer, al fin, tras los pasos de Einstein...

Eso fue también mágico porque el anuncio se hizo el pasado 11 de febrero de 2016, declarado por la Unesco como el día internacional de la mujer y la niña en la ciencia.

¿Cuál es el mensaje descubierto por usted que nos envía el universo?

El universo nos envía señales para que tratemos de entender mejor sus leyes y veamos que no hay magia en su propia construcción sino que es algo muy ordenado.

Ondas que tienen 1.300 millones de años.

Esa primera señal que detectamos fue originada en una colisión de agujeros negros que sucedió hace 1.300 millones de años cuando aquí en la Tierra no había humanos, ni peces y solo existía un puñado de organismos multicelulares.

¿Por qué el tiempo tiene tan mala idea y nos envejece?

Estamos siempre viajando en el tiempo hacia el futuro y lo hacemos a distinta velocidad. Por eso algunos envejecen más rápido que otros pues depende de la velocidad relativa en la que nos movemos.

¿Cómo ópera la relación espacio-tiempo en nuestras vidas?

Todo y todos vivimos en ese espacio-tiempo. Formamos parte del universo. Somos nosotros los que deformamos el espacio-tiempo curvándolo como se curva un colchón cuando se le pone encima una masa.

¿Para qué sirven esos elementos pesados del espacio que usted está tan interesada en estudiar a partir del reciente descubrimiento de una colisión de estrellas de neutrones?

Sirven para entender mejor el universo e incluso hay teorías que apuntan que esos elementos son el origen del oro por tener muchos neutrones. Antes se pensaba que el oro era producto de la explosión de estrellas pero ahora sospechamos que es por el choque de estrellas cargadas de neutrones.

¿Bailaban un tango eso agujeros negros cuando crearon las ondas que viajaron a través de la Tierra?

Eso lo digo yo porque soy argentina pero la verdad es que el baile era mucho más rápido y terminó en abrazo cuando se fusionaron los agujeros negros.

¿Les ayudó a usted y a su marido a enamorarse el estudio de la gravedad, en contra de lo sugerido por Einstein?

Sí. Cuando éramos muy jóvenes probamos que Einstein se había equivocado cuando decía que no se podía culpar a su teoría de la gravedad de que la gente caiga en los brazos del amor. Nosotros nos encontramos porque estábamos estudiando la teoría de Einstein, así que, gracias a él y a su teoría, nos enamoramos.

¿Acabaremos sabiendo de dónde venimos?

Sí. Lo que no sabemos aún cuál es el origen del universo.

¿Cómo acabará nuestro mundo?

El universo se expande cada vez más rápido así que igual dentro de miles de millones de años a lo mejor todo serán agujeros negros que se evaporan y se convierten en energía. A mí me gusta pensar que en ese proceso hay un número finito de mundos con gentes de otra inteligencia y naturaleza.

¿Hay, por tanto, vida alienígena?

Seguramente. Hay muchísimos soles con muchísimos planetas y es casi inimaginable que no haya otros soles con otros planetas similares a la Tierra. La evolución que se habrá dado en esos lugares, eso sí, será distinta a la nuestra.

¿Llegaremos a tiempo de poder buscar alojamiento en otros planetas?

El problema es que el límite de la velocidad de la luz dificulta ese viaje a otros planetas y no llegaremos vivos al viaje de regreso. A mí todavía me parece ciencia ficción lo de viajar a otro planeta y por eso me esfuerzo en cuidar en el que vivo.

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