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Entrevista | Carlos Velázquez

"Se desalojó con mucha antelación y gracias a eso no ha habido víctimas"

"Quitando lo doloroso del incendio, estas situaciones ponen a prueba todo el sistema, y este ha funcionado", explica el técnico de la Unidad Operativa de Fuego Forestales del Cabildo

Carlos Velázquez, en la Avenida Marítima de la capital grancanaria. ANDRÉS CRUZ

Se ha dado por estabilizado el incendio, ¿cómo están los ánimos?

Estamos ya algo cansados, con ganas de terminar. Ahora es el momento en el que 'echas el resto'. Ya nos abandonarán las fuerzas cuando demos el incendio por controlado. A pesar de ello, estamos bien.

¿Qué pasos se van a dar a partir de ahora para conseguir que quede controlado?

En todo el contorno del incendio van saliendo puntos humeantes que hay que ir controlando. Cuando ya sepamos que el incendio no puede caminar más, ni tiene ningún flanco abierto que pueda aumentar la superficie, podremos decir que está controlado. Pero eso todavía no se da porque está metido en la zona de Tamadaba, que es muy abrupta, y en los altos de Agaete, Guayedra y El Risco. Ahí sigue avanzando muy lentamente, aunque no hay peligro. Si estuviera por una zona llana, ya la hubiéramos rematado y estaría controlado, pero no es el caso.

¿Esas zonas son las que más preocupan ahora mismo?

Sí, son las que no tiene preocupados o, más bien, ocupados, porque no es una zona problemática desde el punto de vista de peligro para la población o de propagación del fuego.

¿Y una vez esté controlado, cuándo podría decirse que está extinguido?

Está extinguido cuando hay humo cero, cuando en todo el interior del incendio no hay ningún punto incandescente. Hasta que eso suceda, puede pasar bastante tiempo porque hay árboles con brasas dentro e, incluso, hay tocones de árboles cuyas raíces siguen ardiendo.

¿Pero de cuánto tiempo podríamos estar hablando?

De bastante tiempo, es algo que puede tardar en darse. En el incendio de 2007, por ejemplo, dimos el incendio por extinguido alrededor de un mes o mes y medio después. Sin embargo, esto no es algo que realmente nos preocupe aunque puede ser un dato llamativo en las noticias porque la gente piensa que si no se ha extinguido es que sigue ardiendo un montón, pero no es así. Para nosotros, esa fase es un incendio diferente. Así, primero tenemos un incendio que se extiende hasta el momento en que se da por controlado, que es cuando estamos ante una emergencia. Después de ese, tenemos otro que es el que va desde el controlado hasta el extinguido, que lleva otro trámite que es más rutinario y que no es tan problemático. Lo que importa realmente es evaluar los daños cuanto antes para empezar con la restauración forestal y ambiental de la zona y evaluar cuáles de ellas se van a autoregenerar, que van a ser muchas.

A grandes rasgos, ¿cómo observa los daños provocados?

Desde el punto de vista de protección civil, hay algunas viviendas afectadas y que se han quemado, pero han sido menos de las que se esperaban. Respecto a la afección a la biodiversidad, lógicamente durante los incendios hay muchos insectos y animales, sobre todo terrestres, que mueren, por lo que hay un daño a la fauna. En cuanto a la flora, estamos alegres en la medida de lo posible y dentro de lo que cabe porque no afectó de forma radical al parque natural de Tamadaba, porque el fuego allí fue más de superficie, que no es tan agresivo. Esto es de destacar porque ha supuesto que afecte menos a pinos viejos, que son los más importantes. Los riscos, por su parte, tampoco están muy afectados.

¿Cuál es entonces su valoración general?

Para lo que pudo haber sido y pensando que podía haber llegado a Inagua, pues estamos contentos de haberlo podido frenar y, sobre todo, del comportamiento que ha tenido en la zona de Tamadaba.

Usted ha estado en el puesto de mando, ¿cómo se vive desde allí el operativo?

Ahora ya un poco más tranquilos, porque ya no hay en peligro vidas humanas, aunque ahora también es tedioso el tema de los realojos porque hay que revisar carreteras y viviendas afectadas para evitar accidentes. Estamos en un momento que es un poco querer correr para que la gente pueda volver a sus viviendas pero, por otro, tener que garantizar la seguridad de las personas. Nos movemos entre esos dos polos. Pero por la parte del incendio, ya está todo mucho más tranquilo y ahora nos ocupamos, prácticamente, labores de remate.

¿Se han encontrado con momentos de peligro?

Sí, pero no hay que lamentar vidas humanas. En incendios de este tipo, como los ocurridos en Portugal o en Grecia, ha habido fallecimientos, pero aquí, gracias a Dios, no ha habido accidentes. En ello ha jugado un papel importante el haber desalojado con mucho tiempo de antelación. Siempre vale más un punto en exceso que no lo contrario. Por ese lado, estamos muy satisfechos.

¿Cómo ha sido la coordinación con los diferentes cuerpos de seguridad y emergencias e instituciones públicas?

La coordinación ha funcionado muy bien. Ya nos conocemos de otras emergencias y, quintando lo doloroso que es un incendio, estas situaciones ponen a prueba todo el sistema y yo creo que ha funcionado porque vamos todos a una, tenemos protocolos muy parecidos y hablamos el mismo idioma. La verdad que es una gozada trabajar con todo el mundo, ya sean Fuerzas de Seguridad del Estado, medios de la Comunidad Autónoma, Cabildo o ayuntamientos. En este sentido, se ve que estamos en una mejora continua que va en beneficio de que los incendios los podamos apagar de una forma más segura y eficaz.

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