Una receta falsa de Rivotril -una sustancia psicotrópica- está circulando por las farmacias de la provincia. En una alerta emitida en los últimos días a las boticas de Santa Cruz de Tenerife desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos se concluye que se han intentado colar en una farmacia unas recetas falsas con datos robados de una colegiada para adquirir este fármaco. Unos documentos que, además, tenían varias erratas.

En estos documentos falsos, se podía ver como varias palabras perdían alguna de sus letras o alguna tilde. "Las alertas de este tipo se realizan de forma periódica" como método para que los profesionales extremen las precauciones, explicó el presidente del COF de Santa Cruz de Tenerife, Manuel Ángel Galván. Este tipo de avisos también se suele realizar por robos de talonarios o de sellos.

Aunque con las recetas electrónicas cada vez es más complicado falsificar estos documentos, los estafadores aprovechan que las recetas que se dispensan en las clínicas y hospitales privados aún no están informatizadas. "Al tener el número y el nombre de colegiado, sólo rellenan los datos y prueban a ver si cuela", explica una farmacéutica.

Ansiedad

El Rivotril forma parte de la familia de las benzodiacepinas. Unos fármacos utilizados principalmente para combatir la ansiedad o, como en este caso, para el trastorno bipolar o el síntoma de las piernas inquietas, como explica la psiquiatra Natacha Sujanani.

Las benzodiacepinas son, según los datos de 2018 del Proyecto Hombre en Canarias y de la Encuesta Edades, la tercera droga más consumida por los adolescentes, por detrás de la marihuana y el alcohol. En los últimos años, se ha alertado del crecimiento del consumo de esta sustancia en España, que provoca dependencia y se tiene que recetar con sumo cuidado por parte de los profesionales médicos.

Según el experto en drogodependencias y conductas adictivas, Guillermo Guigou, los jóvenes consumen benzodiacepinas fundamentalmente "para colocarse". En junio alertó de que se ha creado un "mercado negro" alrededor del consumo de estas sustencias psicotrópicas en Canarias.

No es de extrañar porque el paciente "tipo" suele ser el de una mujer de entre 45 y 60 años. Según la Dirección General de Salud Pública, en Canarias unos 124.000 personas consumen fármacos tranquilizantes, por lo que, desde hace años, se insta a la población a reducir su consumo.