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La letra pequeña de los envases

Los refrescos de marca blanca suelen superar a las originales en cantidad de azúcar

Un debate que tal vez no suponga ninguna novedad para los expertos, puede que sí lo sea para el consumidor medio que acude al supermercado. Es allí donde muchos se topan con las incógnitas que surgen a raíz de la falta de educación en la lectura (e interpretación) de las etiquetas nutricionales. Y el pasillo de los refrescos lo sabe.

La cantidad de azúcar que contienen los refrescos aparece medida, generalmente, por cada 100 gramos. En una lata de Coca Cola, la cantidad de azúcar por cada 100 mililitros es de 10,6 gramos. Esto, a priori, puede confundirnos a pensar que la cantidad de azúcar que creemos consumir en una lata es hasta tres veces inferior a la real, ya que la medida estándar suele ser de 330 mililitros y, por lo tanto, la cantidad total de azúcar que integra es de 35 gramos.

Una rápida ojeada por las estanterías muestra que los refrescos de marca blanca suelen superar a las marcas originales en cantidad de azúcar. Por ejemplo, Fresh Gas, sustituto de Hacendado para Fanta, contiene unos 25 gramos de azúcar en una lata, mientras en el original se reduce casi a la mitad con unos 15 gramos por unidad. Las bebidas energéticas se coronan con Burn, que contiene 75 gramos de azúcar en una lata de medio litro. Y no solo peligran los refrescos. La horchata, que puede llegar a contener más de 100 gramos en una botella de un litro; o los zumos Sunny, con 156 gramos de azúcar en botella de litro y medio, son otros ejemplos. Las bebidas ecológicas o bio, asociadas con una alternativa más saludable en cuanto a contenidos azucarados, también pueden superar a algunos refrescos convencionales. En un litro de refresco bio de la marca Hollinger hay casi el doble de azúcar que en la misma cantidad de Fanta. Eso sí, la Fanta es de los refrescos convencionales menos azucarados.

La moraleja es que, más allá de la tendencia a un consumo responsable en lo que a azúcares se refiere, casi todo lo que ingerimos lleva suficiente glucosa o fructosa para que hacer enfadar a la OMS sea pan comido, valga la redundancia.

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