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Entrevista | Javier Gutiérrez

"Los políticos tienen una responsabilidad y muchas veces viven ajenos a la calle"

"En una película eres una pieza de un engranaje, pero en el teatro el actor es dueño de lo que ocurre", afirma el actor

El actor Javier Gutiérrez. kiko delgado

Señor Gutiérrez, o señor Carnero o cualquiera de los infinitos personajes que ha interpretado. No sé si tiene muy claro cuál es su identidad, después de todo. Y de identidad habla esta obra.

Tengo clara mi identidad, aunque es cierto que a veces, después de un trabajo, es muy difícil colgarse el traje, volver a ser el actor y dejar de ser el personaje. Pero si no lo hacemos este sería un trabajo esquizofrénico. Así que, por salud mental, una vez termino la función vuelvo a ser el señor Gutiérrez. O Gutiérrez a secas.

¿Es supersticioso? ¿Qué hace minutos antes de una función, algún ritual?

Soy un enfermo de la superstición, yo soy la superstición.

¿Cómo es esta función?

Esta función tiene mucho de absurdo, pero también está muy pegada a la realidad y al mundo que nos rodea hoy en día. Todos vamos disfrazados y vivimos una vida a través de las redes sociales que no es la nuestra, sino la que aspiramos a vivir o la que queremos que los demás crean que vivimos. Es una comedia muy hilarante, absurda, pero tiene un poso agridulce, existencialista. Divierte al espectador y a la vez deja muchas lecturas.

Podríamos decir que es una obra de límites.

Es muy alambicada para el actor, porque te hace pasar de un tono trágico a un tono de comedia absurda o en algún momento tiene toques de thriller. Es muy enriquecedor desde el punto de vista interpretativo y también muy sorprendente para el espectador.

Usted, que lleva muchos años sobre las tablas, ¿tiene la sensación de que ha aumentado el interés por el teatro?

Creo que siempre ha sido una buena época para el teatro, sobre todo hoy, que impera tanta serie y tanto cine y todo es tan accesible. Ir al cine se está convirtiendo en algo casi romántico, algo que me produce mucha tristeza y orfandad. Pero pienso que el teatro nunca va a dejar de existir, es un espejo de nuestra sociedad y conecta al espectador con lo que está sucediendo en vivo y en directo. Es un arte en vivo.

Suele decir que es un actor privilegiado porque trabaja mucho. ¿Cómo le hace sentir esto?

En una profesión en la que es tan complicado enlazar proyectos, me considero un auténtico privilegiado, sí. Porque, además, me muevo en diferentes medios. Y espero que siga siendo así. Esta profesión es muy cruel, y muy hermosa. Pero nunca sabes cuándo va a dejar de sonar el téfono.

Muchas personas le reconocen por sus papeles en cine

El teatro es mi gasolina, un entrenamiento para no perder esa sensación de realidad. Es muy difícil colocarse delante de una cámara e imaginar cómo va a reaccionar el público. Además, en una película o en una serie eres una pieza al servicio de un engranaje que ya veremos cómo queda. Pero en el teatro el actor es dueño y señor de lo que ocurre en escena.

Como espectador, ¿le interesa el culebrón político, o es más bien la reposición de una telenovela que le aburre?

No me aburre, me provoca muchísima tristeza. Los políticos tienen una responsabilidad con la sociedad y muchas veces viven ajenos a la calle. Entran en un juego que me parece absurdo. Me hubiera gustado que llegaran a un entendimiento y tuvieramos ya gobierno. Yo hubiera preferido una coalición Unidas Podemos-PSOE. Ahora veremos lo que pasa.

Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar, ha sido la película elegida por la Academia de Cine para representar España en los Oscar. ¿Qué le parece?

Las tres opciones eran muy buenas. Creo que la de Almodóvar es una clara aspirante a llegar a la recta final de los Óscar, algo muy bueno para España. Y él se mueve como pez en el agua en ese mundo hollywoodiense, en el que hay que pelear muchísimo.

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