Hace apenas unos días los medios de comunicación se hacían eco de una rocambolesca historia digna de una película de terror. Los padres adoptivos de Natalia Grace, Kristine Barnett y Michael Brant, eran arrestados a principios de semana por abandonar a su hija adoptiva ucraniana. El matrimonio estadounidense alegó que la pequeña Natalia era en realidad una persona adulta, de 22 años, y sufría una enfermedad conocida como displasia espondiloepimetafisaria, que afecta al crecimiento de los huesos. Pero, además aseguraron que trató de matarlos en numerosas ocasiones.

Sin embargo, la truculenta historia de los padres no ha tardado demasiado tiempo en ser desmentida. Lo cierto es que Kristine Barnett y Michael Brant realizaron los trámites de adopción de Natalia Grace en apenas 24 horas en el año 2010 en Florida, cuando la niña apenas tenía seis años.

Los primeros años no hubo problemas destacables entre el matrimonio y su hija. Sin embargo, cuando la niña tenía 8 años de edad, la madre se percató de que la pequeña Natalia tenía vello púbico y la menstruación. El matrimonio decidió entonces someter a su hija a una serie de pruebas diagnósticas para conocer su edad. Los resultados médicos evidenciaron que la niña tenía alrededor de 11 años. La menstruación y la aparición de vello púbico a temprana edad era consecuencia del trastorno displásico, algo que suele ser común en más mujeres que padecen dicha enfermedad. Pero, a pesar de las pruebas, los padres siguieron creyendo que Natalia Grace era en realidad una persona adulta y cambiaron su edad legal a 22 años.

En el año 2013 el matrimonio se mudó con el resto de la familia a Canadá. Pero no fueron todos los miembros. Los Barnett decidieron abandonar a Natalia Grace. Pagaron un año de alquiler en un apartamento de Indiana, donde dejaron sola a la niña.

El director del colegio de la niña adoptada avisó de que Natalia se estaba ausentando a las clases. La pequeña ha logrado sobrevivir el tiempo que ha tenido que vivir sola y ya convive con una nueva familia en Indiana. El matrimonio Barnett se encuentra en manos de la justicia. El padre está colaborando activamente en la investigación del caso, pero la madre, en cambio, sigue manteniendo que Natalia es una persona adulta que quería matarla.