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Israel reclutará a 15.000 informáticos

El Tel Aviv Innovation Festival presenta las ideas tecnológicas más revolucionarias

Panorámica de Tel Aviv. dana friedlander

Una envidiable tolerancia ante el fracaso que da alas a las mentes más innovadoras y una financiación de hasta un 85 por ciento de los proyectos digitales son las armas con las que Israel se abre por primera vez a reclutar a más de 15.000 ingenieros informáticos extranjeros con un visado especial de 24 meses para trabajar en este país que se erige como la tierra prometida de un mundo hiperconectado. La oferta de trabajo complementa la bolsa ya existente en este oasis tecnológico que brota en el convulso Oriente Medio, donde cada año el DLD Tel Aviv Innovation Festival presenta las iniciativas emergentes más revolucionarias del planeta de la mano de Yossi Vardi, uno de los principales inversores en nuevas tecnologías y el padrino desde hace más de 50 años de las start-ups israelíes.

"Para triunfar en este mundo hay que tener pasión, carisma y talento", proclama el septuagenario y orondo Vardi en la inauguración del festival al que acudieron más de 4.000 expertos para descubrir los avances tecnológicos y disfrutar de la bulliciosa y tolerante Tel Aviv, la segunda ciudad más grande del país, capital cultural y económica de esta joven nación de poco más de ocho millones de habitantes. Animados por el milagro tecnológico, los israelíes presumen de tener su propio Silicon Wadi para atraer inversiones de todo el mundo y convertir en negocios sus ideas vanguardistas. Tan ambicioso proyecto está avalado por la Autoridad de Innovación de Israel, empeñada ahora en crear miles de empleos en ingeniería en el norte del país y en las regiones periféricas.

El programa piloto de visado para la innovación permite a emprendedores extranjeros trabajar en Israel durante 24 meses y recibir apoyo de los expertos de la Autoridad de Innovación. Israel les ofrece además alojamiento, infraestructura tecnológica y respaldo logístico para desarrollar sus proyectos. Si tienen éxito y lanzan una start-up, el país hebreo les dejará trabajar con un visado de experto durante cinco años en un estimulante ecosistema tecnológico.

Vito Corleone

"Gran parte de mis éxitos se los debo a mis fracasos", reconoce Vardi para animar a los jóvenes a aceptar con deportividad los reveses de la vida y apostar con firmeza por el trabajo en equipo con talento y vocación de servicio en la búsqueda de aplicaciones sencillas, interactivas y útiles para los clientes. De las 86 empresas creadas por Vardi a lo largo de su vida, 30 fueron un rotundo fracaso, alardea mientras recibe imitando irónicamente a Vito Corleone en El Padrino a representantes de las delegaciones de todo el mundo desplazadas a Tel Aviv.

Los gigantes digitales junto a miles de start-ups participan cada año en esta cita en la que la Mobile World Capital Barcelona ha ofrecido su pionero laboratorio para probar la tecnología 5G que abre la puerta a las descargas instantáneas en unas autopistas de la comunicación que lo volverán a cambiar todo para transformar la vida moderna.

Durante las dos jornadas de este festival dedicado a la innovación, los participantes coincidieron en la necesidad de que las tecnologías mejoren la calidad de vida de las personas sin perjudicar a la sociedad. "No es incompatible generar ingresos con ser sostenibles", apunta sir Ronald Cohen, experto en inversión de capital privado y presidente del Global Steering Group for Impact Investment, un grupo global que defiende la "revolución de impacto" para concienciar a las empresas de que el beneficio no debe estar reñido con la salud medioambiental. Parecidas ideas enarbola Lios Shalev, fundador de Algaemor-SimpliiGood, dispuesto a cambiar el concepto de "start-up nation" que define el milagro tecnológico de Israel por el de give back nation de ciudadanos concienciados por el bienestar de la gente para combinar las tecnologías con el compromiso social y avanzar en áreas como la movilidad inteligente, la ciberseguridad, la agricultura tecnológica o la salud.

Inmersos en estos ambiciosos retos, los israelíes no escatiman ni ingenio ni inversión en mejorar las capacidades y tecnologías militares para defender a su país y diseñan ya el vehículo de combate del futuro, blindado y capaz de ser utilizado únicamente por dos soldados. Los servicios de inteligencia curtidos en programación de ordenadores reclutan a los estudiantes más brillantes para la Unidad 8200 que después se disputan los gigantes digitales. Tanto chicos como chicas están obligados a hacer el servicio militar cuando cumplen 18 años al menos durante 24 meses. "Desde que llegamos al colegio los profesores observan cuáles son nuestras habilidades y las comunican al Ejército", explica orgullosa la joven teniente de 30 años Neta-Li Meiri, Ceo del programa social de los alumnos 8200 y experta en ciberseguridad que trata de volcar los conocimientos adquiridos en la Armada en proyectos tecnológicos de tipo social. Es durante el servicio militar cuando los jóvenes aprenden a trabajar en equipo, a motivarse y a liderar empresas de todo tipo para competir en este ecosistema digital y responder ante las amenazas que les rodean.

Inteligencia artificial

Empeñados en centrar sus esfuerzos ahora en el desarrollo de las puertas que abre la inteligencia artificial y la computación cuántica, Amiram Applebaum, director de la Autoridad de Innovación israelí, vislumbra un futuro repleto de retos entre los que destaca la necesidad de apostar por la tecnología agraria para poder alimentar a un planeta cuya población no deja de crecer. La computación cuántica mediante el desarrollo de la nanotecnología y el estudio matemático de las moléculas facilitará la simulación de fármacos y fertilizantes, avanza Applebaum, firme defensor de un progreso que proteja los valores humanos, acerque a todo el mundo la sanidad y la educación y garantice la seguridad de los países. También está convencido de que el transporte del futuro será público o se realizará mediante coches autónomos cuyos sensores ya se desarrollan, cómo no, en Israel para las principales empresas automovilísticas del mundo.

En fin, Israel ha tejido ya un enjambre de más de 8.400 start-ups. Un escenario limitado en el que cada una crea un millar de empresas digitales de las que casi la mitad acaban fracasando sin que por ello cunda el desánimo.

Los que logran el éxito devolverán al estado lo invertido en ellos. Los que se descalabran, nada y podrán seguir ideando con talento y sin agobios nuevas propuestas para mejorar el futuro.

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