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Literatura

Manías: guía para entenderlas (y convivir con ellas)

El economista Fernando Trías de Bes y el psicólogo Tomás Navarro publican un libro de 'psicorrelatos' en clave de humor

Fernando Trías de Bes y Tomás Navarro.

Las manías son como las opiniones. Todo el mundo las tiene y, como los puntos de vista, se extienden a materias de lo más variopintas. Conocerlas -y dominarlas- es lo que pretenden el economista Fernando Trías de Bes y el psicólogo Tomás Navarro en 'Yo soy así (y ya no me importa)', editado por Zenith. Un libro en el que, a través de los divertidos psicorrelatos escritos por Trías de Bes, el lector se coloca ante situaciones límite paródicas -celos, perfeccionismo, obsesiones, supersticiones- de las que Navarro extrae una clave psicológica que permita adivinar un camino por el que aprender a convivir con esas manías.

"Todas las personas tienen manías. ¿Por qué no hablar abiertamente de ellas? Cuando me llega el caso de alguien que dice que es perfecto y no tiene manías, desconfío", dice Tomás Navarro. "Las manías nos hacen únicos. Pero mientras las propias nos parecen muy normales, las de los demás las sobrejuzgamos", apunta Trías de Bes, que ha explorado con frecuencia el terreno del desarrollo personal en obras anteriores, como 'La buena suerte', coescrito con Álex Rovira, y 'El hombre que cambió su casa por un tulipán'.

Yo soy así (y ya no me importa)

Editado por Zenith, el libro recoge relatos en los que, a partir de una experiencia personal, se propone una relectura en clave psicológica.

Mediante historias breves abordadas con humor, pero también con rigor y basadas en situaciones cotidianas y reales, Trías de Bes y Navarro proponen pautas para "entender la naturaleza humana", pero sin un propósito dramático, sino únicamente de poner ante el espejo al lector para que mida su identificación con cada circunstancia. En otras palabras, el mensaje de 'eso es lo que me pasa a mí' trasladado con "histrionismo" pero sin asustar.

Por las páginas de 'Yo soy así (y ya no me importa)' pasan hombres y mujeres que basan todo su estilo de vida en el orden obsesivo, sufren por no ajustarse a las demandas de la sociedad, no saben aguantar mucho tiempo solos o que reprimen sus deseos o esperanzas para no desviarse de un camino que les ha sido marcado. ¿Algún relato autobiográfico? "Yo hago continuamente asociaciones de números y a veces anoto apellidos", concede Trías de Bes con una sonrisa. El psicólogo Tomas Navarro también tiene las suyas, "sobre todo a la hora de dormir, como dejar algo de luz".

"Los problemas no son las manías, sino el respeto. Cuando se convive con alguien, en una relación de pareja, de amistad o de familia, lo importante es que ese respeto sea en ambas direcciones. Cuando pasamos mucho tiempo con única persona, ahí se tiende a ver solo sus manías. Yo pienso que hay que tener 'debilidades toleradas'. Una persona tiene derecho a expresarse libremente y hay que entenderlo, otra cosa es que no nos encaje", subraya Navarro. Para su compañero literario, las manías tienen una función "terapéutica", ya que pueden servir para calmar determinadas tensiones, "pero el problema surge cuando te impiden llevar una vida normal o acaban por afectar a otra persona".

En una sociedad donde se multiplican los casos de estrés, ansiedad y depresión, la psicología insiste en el conocimiento de uno mismo y la aceptación como mecanismos, dos procesos de gran utilidad, pero ¿sencillos de ejecutar? "La satisfacción con uno mismo depende de la experiencia y la expectativa. Toda aceptación de uno mismo viene del contraste entre la expectativa de lo que esperas en la vida y lo que se logra. El problema viene cuando esa expectativa procede de esquemas heredados, cuando nos dicen 'tienes que conseguir esto', o autoimpuestos. Hay psicólogos que dicen que aceptarse a uno mismo es reasignar esas expectativas que tenía uno de la vida. Es decirse a sí mismo 'yo llego hasta aquí'. Y no es un problema de capacidad, de pensar que uno no puede hacer una tarea, sino de esos pensamientos previos. Además, muchas de esas expectativas son irreales y solo van conducir a crear más frustración. Cuando ves a alguien que en sus redes sociales publica una foto de su nuevo iPhone, lamentas no tener uno igual, pero no piensas en el dinero que eso le habrá costado y en lo que está detrás", explica Tomás Navarro. Y es que todo tiene un reverso que está lejos de lo ideal.

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