Las mujeres asistieron ayer por primera vez desde la Revolución Islámica de 1979 a un partido de fútbol en Teherán, gracias a una exención que solo se aplica a los encuentros de la selección masculina, que intenta ahora clasificarse para el Mundial de Qatar. Entre 3.500 y 4.000 mujeres habían adquirido entrada para el partido entre Irán y Camboya (14-0). El acceso no ha sido libre. El público femenino ha estado en gradas donde solo había policías y personal médico femenino. Además, aún se impide a las mujeres acreditarse como fotógrafas, a pesar de que el Ministerio de Deporte prometió eliminar las desigualdades para prensa. El régimen ultraconservador de Irán aplica estrictas normas sociales por las que las mujeres quedan en segundo plano en eventos públicos. Algunas intentaron sortear estas prohibiciones disfrazadas en estadios, activismo que derivó en tragedia con la muerte de una mujer que se prendió fuego al ser condenada por intentar saltarse las leyes.