El Comité Noruego premió ayer con el Nobel de la Paz al primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, por su acuerdo de reconciliación con la vecina Eritrea. Abiy sucede en el palmarés al cirujano congoleño Denis Mukwege y la activista yazidí Nadia Murad, que lo recibieron ex aequo en 2018. Para este año se habían presentado un total de 301 candidaturas, aunque la lista es secreta y el Comité Noruego no la hace pública hasta pasados 50 años.

Lo cierto es que Abiy ya ha dejado una huella en la historia de su país con la firma del acuerdo de paz con Eritrea, tras dos décadas de hostilidades con el país vecino, en julio de 2018. Pero el Comité fue incluso más allá, elogiando al presidente de Eritrea, Isaias Afewerki. "La paz no emana de las acciones de una sola de las partes", resaltó el Comité Noruego, recordando que cuando Abiy "tendió la mano, el presidente Afewerki la tomó". En este sentido, ha confiado en que el acuerdo "ayudará a llevar un cambio positivo para la población de Etiopía y Eritrea".

Sin embargo, desde la firma del acuerdo se ha criticado que a los gestos iniciales de restablecimiento de las comunicaciones y de reapertura de la frontera, no han seguido medidas concretas. Es más, Eritrea procedió en los meses siguientes a cerrar los pasos fronterizos. En el caso de este país, la esperanza de que tras la paz con el vecino se aflojara el puño de hierro con el que Afewerki ha gobernado el país desde 1993 no se han concretado.

"No he visto cambios a nivel de la situación interna", en particular en lo que se refiere a los derechos cívicos y políticos, comentaba a Europa Press en julio la relatora especial de la ONU sobre la situación de los Derechos Humanos en Eritrea, Daniela Kravetz.

La otra gran apuesta del primer ministro ha sido la reconciliación interna. Así, además de purgar a algunos altos cargos a los que hasta entonces se consideraba intocables y de reconocer algunos abusos cometidos por gobiernos anteriores, optó por levantar dos meses antes de lo previsto el estado de emergencia.

Una de sus decisiones de mayor calado ha sido también la liberación de miles de presos políticos y la retirada de grupos de oposición de la lista de organizaciones terroristas, indultando además a miembros de grupos como Ginbot 7, el Frente de Liberación Oromo (OLF) y el Frente Nacional para la Liberación de Ogadén (ONLF), en el caso de estos dos últimos también grupos armados.