En la tercera sesión del juicio celebrado en contra de Alfonso Pérez Álamo por matar a su sobrino Iván Jiménez tras asestarle dos puñaladas en la vivienda donde ambos residían ubicada en Puerto del Rosario, los médicos forenses destacaron que el procesado no le clavó las cuchilladas de forma accidental.

Los peritos informaron que la víctima presentó dos heridas punzo penetrantes, una en el abdomen y otra en el rostro. En cuanto a la herida del estómago, los médicos indicaron que "es poco probable" que se hubiese producido durante un forcejeo y que fuese Jiménez el que se clavase a sí mismo el arma blanca.

"La puñalada en el abdomen que, presentó el cadáver del fallecido, fue debajo de la zona costal y de forma ascendente, el puñal penetró unos 10 centímetros, por lo que estuvo a medio centímetro de tocar el pulmón o el corazón", relató uno de los forenses. Asimismo, aseguraron que está lesión les "sorprendió" ya que en un principio pensaron que sería la causante de la muerte, pero que al momento de evaluarla, se percataron de que no era tan grave.

Mientras que, la herida en el rostro que, fue la que causó la muerte de la víctima, tiene una trayectoria "descendiente" lo que significa que el acusado debió estar por encima de su sobrino para poder causarla. "Se debió emplear mucha fuerza para causar esta herida, ya que hizo un corte limpio en el hueso de la mandíbula y en las glándulas parótidas, seccionó perfectamente la carótida, la yugular, la musculatura y terminó en las vertebras cervicales", resaltó el perito.

"Iván debió estar agachado por el dolor de la primera cuchillada en el estómago o de rodillas, pudo estar tapándose la herida del abdomen y por eso sus uñas resultaron impregnadas de sangre", manifestaron los forenses. Asimismo hicieron énfasis en que ninguna de las dos puñaladas pudo hacerse de forma accidental, ya que son consistentes con heridas de ataque, lo que contradice totalmente la versión del acusado, ya que este expresó que su sobrino se clavó a sí mismo la primera cuchillada durante el forcejeo y que la última se produjo ya que cayó encima de él.

Con respecto a la puñalada que la víctima le asestó a su tío en el abdomen, los médicos forenses informaron que la misma fue de gravedad, más que la que presentó el fallecido en el estómago.

El procesado utilizó su derecho a la última palabra para expresar que lamentaba lo sucedido. "Yo quería defenderme, no tenía la intención de matarlo. Que Dios y su familia me perdonen", finalizó Alfonso Pérez.

La fiscalia solicitó una condena de 12 años de prisión por homicidio al entender que "fue una pelea en toda regla" y que el investigado "tuvo la intención de matar a su sobrino", ya que en la grabación de la llamada que hizo la tía de la víctima al 091 para solicitar una ambulancia, se puede escuchar al encausado diciendo "no aguantaba más, ya no aguantaba más". Además, negó que el acusado actuase en defensa propia ya que no presenta heridas que lo comprueben y entiende que el procesado cogió el arma homicida después de que la víctima la dejase en la encimera tras apuñalar a su tío.

El letrado de la defensa Hugo Iriarte, pidió la libre absolución y en el caso de que el jurado popular lo condene por homicidio, requirió que se apliquen las eximentes de actuar bajo los efectos de sustancias estupefacientes, miedo insuperable y legítima defensa.

El juicio quedó visto para veredicto, lo que significa que, desde este jueves, los miembros del jurado popular comenzaran a deliberar.