Uno de cada cinco niños sufre abusos sexuales en España, un 20% de los menores del país, según estimaciones conjuntas de las administraciones competentes en materia de menores de la Unión Europea, Salve the Children, la ONU y la Fiscalía del Estado. De este porcentaje, el 15% llega a los juzgados. En Canarias la cifra también es impactante, tres de cada 10 menores sufren violencia sexual.

Estos son los pocos datos fiables sobre la violencia sexual en menores en España. Con ellos se muestra una difusa radiografía social dramática que puede empeorar aún más ya que, en el caso particular del Archipiélago, la Dirección General de Protección a la Infancia y la Familia admite no disponer de recursos para frenar una situación que provoca una sociedad "dañada". Y es que el mayor escándalo de esta "pandemia" que afecta al futuro de las sociedades no es el delito en sí, que ya es grave, es el "¿Cómo una sociedad civilizada puede soportar estos datos? ¿Cómo nadie hace nada? ¿Cómo a nadie le importa?" En definitiva, lo más dramático es la actitud de indiferencia con la que las generaciones presentes afrontan una realidad que: 'Esta bajo la alfombra'.

Este es el título de la conferencia ofrecida el jueves pasado por la filósofa, investigadora y periodista Begoña Vera Guanche, en la primera intervención que forma parte del ciclo 'La normalización de las violencias', que se lleva a cabo en la Casa Colón, dirigido por la creadora multidisciplinar y gestora cultural canaria Rosa Mesa, y que continuará los días 19, 20 y 26 de noviembre.

Begoña Vera reforzó sus aplastantes argumentos con una exposición audiovisual diseñada junto a la fotógrafa y miembro de la Asociación Mujeres Canarias de la Comunicación VIVAS, Ana Gironés. 'Dos años de prisión'; 'Cuatro años de prisión'; ' Absuelto'... 'Nueve años de prisión'... Son las frases conclusivas de sentencias en las que se exponen con detalles vejaciones, penetraciones y abusos perpetrados a niños de 4, 12, o 6 años por sus tíos, abuelos o primos. Son las fotografías quemadas de indefensas víctimas que el día de mañana serán adultos "dañados".

Este es uno de los tipos de violencias que enferma a la sociedad, quizás el primero que sufre, por eso "hay que ir a las raíces de las cosas. Y una de las raíces es acercarse a donde se empiezan a normalizarse y normativizarse las violencias. Estos es en la infancia. Porque a través del aprendizaje agresivo y violento de la sexualidad, los niños y las niñas aprenden pautas que luego van a normalizar cuando son adultos", explica la experta.

Pero ¿Cómo actúa la sociedad ante esto? "Ni quiere verlo, ni lo escucha. Por eso hemos definido esta charla 'Bajo la alfombra'. Como cuando limpias la casa rápido y quieres esconder la mierda para que nadie la vea, pues levantas la alfombra y la metes debajo. Pues un poco es esto lo que está pasando con los abusos sexuales en la infancia. Nadie quiere mirar."

Un 20% de niños sufren abusos sexuales en España. "En Canarias, si hacemos esa media con los datos que nos dan, sube un poquito más, pero es curioso porqué es en Canarias y en Baleares. Creo entender que tiene que ver con la geografía, la insularidad. El aislamiento induce a que la gente quiera trabajarlo o tratarlo más a escondidas. Y eso potencia un caldo de cultivo para que haya más", considera Begoña Vera al adelantar que investigará las circunstancias para confirmar este planteamiento.

Para comenzar a acabar con esta problemática que enferma a la sociedad desde sus raíces, la primera solución a tener en cuenta sería modificar la Ley. "En España la Ley dice que prescriben los delitos de abusos sexuales a los 15 años. Pero la mayoría de las personas comienzan a ser conscientes de que han sufrido abusos sexuales en su edad adulta, por lo tanto no pueden denunciarlo". Por eso, en opinión de la filósofa, lo primero que hay que hacer es convertir los abusos sexuales a menores en crímenes de lesa humanidad, "para que así no prescriban. Porque las secuelas de una persona que ha sido abusada, la van a acompañar toda la vida".

Después, se pueden hacer muchas más cosas, pero primero hay que dirigir los recursos a una red de expertos especializados en violencia a menores. "Así crearíamos una sociedad mucho más sana", expresa con esperanza la conferenciante.