El magistrado de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, Fernando Loussada, quien dictó en 1993 el primer fallo que indemnizó a una víctima de acoso sexual en el trabajo en España, participó ayer en el I Congreso Internacional de Género, que hoy se clausura en Agüimes. Loussada celebró la profunda evolución de la sociedad española en materia de violencia de género. Hace 26 años, cuando dictó su sentencia pionera, no se percibía tanta sensibilidad con los temas de género, recuerda.
La solución de la lacra de la violencia machista pasa, según Loussada, por la implicación y colaboración de toda la sociedad, porque "aunque las mujeres tomen conciencia, el problema no se va a erradicar si no participan los hombres".
Estereotipos históricos
España es uno de los primeros países con un texto normativo monográfico sobre violencia de género, señaló Loussada, y por ello España es modelo para otras naciones. Sin embargo, "no todo se consigue con leyes". Además, añadió que "unos pocos años dictando leyes no pueden acabar con siglos de desigualdad y violencia hacia la mujer", males que están arraigados en la historia de la humanidad.
En ese sentido, el magistrado sostuvo que "la sociedad tiene unos estereotipos y unos condicionantes que determinan que una situación de dominación y sumisión que se mantienen a pesar del cambio legislativo, y se van a mantener durante mucho tiempo".
Loussada, quien fue moderador de la mesa de debate 'La mujer víctima de la violencia de género en Asia y África', aseguró que en Europa tenemos una situación más privilegiada que en otros países donde la violencia de género se da en múltiples formas, como por ejemplo la mutilación genial, que está muy extendida en el continente africano.
El magistrado advierte de que la violencia de género "es fácilmente acumulable a otros tipos de violencia" como la racista o a la homófoba. "Es un fenómeno que se manifiesta en muy diversas maneras a lo largo del mundo y, además, se lleva dando a lo largo de la historia", seña Loussada, quien añade que "el denominador común son los roles de sumisión y dominación", propios de los sistemas patriarcales.
