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Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Un simulacro para detectar el machismo

Alumnos de Bachillerato descubren en primera persona en un taller de teatro cómo identificar y reaccionar ante las acciones de violencia

Marta Faenar y Joan Arráez, los protagonistas de la obra 'Duele', ayer en un ensayo previo al simulacro. JOSÉ PÉREZ CURBELO

Alrededor de cuarenta alumnos y alumnas, de 1º de Bachillerato del IES Pérez Galdós fueron ayer testigos por sorpresa de una escena de violencia machista. Fueron convocados a asistir a la Delegación del Gobierno, en la plaza de la Feria, a una charla sobre igualdad y acabaron siendo espectarores de una discusión de pareja, donde el hombre cargaba contra la mujer. Es la apuesta del proyecto Duele, una puesta en escena del llamado Teatro de lo oprimido o teatro foro, que defiendieron ayer y por primera vez los jóvenes actores grancanarios Marta Faenar y Joan Arráez.

El salón de actos de la Delegación de Gobierno era el sitio. Se cierra la puerta y comienza la acción. María Marta, representada por Faenar, comienza a presentar la charla a los jóvenes y profesores asistentes. Una explicación que se ve interrumpida y anulada por su compañero Aarón; personaje interpretado por Arráez. El hombre les realiza una serie de preguntas a los jóvenes acerca de las redes sociales: "¿quién de aquí tiene redes sociales? ¿quién las utiliza todos los días?". A lo que todos los alumnos responden alzando las manos, y mientras él les sigue lanzando cuestiones. En ese momento ella le hace un gesto para pedirle ayuda pero él continúa su discurso. Ella se muestra preocupada y sin parar de moverse de un lado para otro, expresándolo mediante la utilización del lenguaje no verbal.

Cesan las preguntas y respuestas, para dar paso a un vídeo explicativo. Momento en el que ella vuelve a la acción para explicar que por un fallo técnico no lo podrán proyectar. Ambos se van a un lado del escenario, dialogan entre ellos, -momento entre risas y nervios de los estudiantes- y luego, vuelven a escena. Aarón culpa a su compañera de lo ocurrido, al dejarse el pendrive en casa y la pone al frente, para que ella explique el contenido que se iba a mostrar. Utilizando para ello, una actitud de presión y mofa, pidiendo incluso aplausos por su fallo. Continúa alzando la voz y presionándola, hasta que le grita, insistiéndole para que abandone la sala. A modo de discusión, salen ambos del salón, ante la mirada incrédula de los jóvenes allí presentes, y se cierra la puerta.

Asombro

Unos instantes, en los que los alumnos del Pérez Galdós dialogan entre ellos, algunos entre risas y otros con asombro, lo que acaban de vivir como espectadores. "Fue un momento en el que te quedas un poco en shock, no decíamos nada porque hay un punto incluso en el que se normaliza la violencia", comenta uno de los alumnos.

Se abre de nuevo la puerta y regresan, entre aplausos y risas, los actores. Joan y Marta. Pero esta vez con otra actitud y energía completamente diferente a la de la ocasión anterior, más cercanos y cómplices entre ellos. Algunos sí y otros no, pero la mayoría, parece haber caído de lleno en el simulacro llevado a cabo.

El dúo de actores comienza a explicarles lo que ha ocurrido y ellos se muestran realmente aliviados. Al respecto, una de las alumnas ha explicado: "No sabía si reaccionar o no, hasta que me di cuenta de que eran actores y que era una representación, y fue un agobio".

Marta y Joan explican a los jóvenes que se trata de una obra de teatro de lo oprimido, en la que han sido protagonistas de una escena de violencia de género. Reflexionan al respecto sobre qué es para ellos la violencia, cómo se han sentido durante la recreación y qué actitudes no han visto correctas en los personajes.

Tras llegar a unas conclusiones sobre la situación vivida, los actores les plantean, volver a recrearla pero ésta vez, pidiéndoles que interactúen con ellos. En esta segunda escena, tras los jóvenes ser conscientes de todo, ven a la chica como víctima y lo acorralan verbalmente, defendiéndola a ella y pidiéndole a él que pare.

Después de esta segunda escena, se logra el objetivo del simulacro: el encuentro de emociones y reacciones. Momento en el que se inicia un intenso debate sobre aspectos como la presión social, la sexualidad del pezón femenino, el feminismo, el acoso callejero -que muchas de ellas admiten haber sufrido por la calle, cuando les hacen comentarios machistas o las piropean, dado que las hace sentir inseguras-, el patriarcado, etc. y cómo todos ellos, influyen enormemente en la violencia de género.

Además, para hacer hincapié en cada uno de los personajes e incidir en la forma de actuar, Marta y Joan realizan un monólogo sobre éstos. Joan muestra a Aarón, como un joven nervioso, inseguro, celoso y posesivo hacia su pareja. Explica que el personaje tras espetar todo lo que pensaba a su pareja, se siente culpable y luego, la culpa a ella de esa inseguridad y rabia. "Es como un dominó, Aarón tiene una necesidad constante de controlar a la otra persona y, encima, la culpa a ella", argumenta Joan.

En esta línea, Marta de forma similar realiza al respectivo monólogo de su personaje. Lo representa como una chica que justifica lo que su pareja hace, la cual está viviendo una realidad completamente paralela a lo que es realmente. "Ella lo protege a toda costa, debido al vínculo tóxico que tienen" y además, explica la actriz, "cuando era consciente de lo que ocurría, se negaba a aceptarlo".

Un proyecto con el que ambos han invitado a los jóvenes, no solo a reflexionar sobre la violencia de género, sino también a plantearles si alguna vez han hecho o han sufrido algo así inconscientemente. "Muchas veces te puedes encontrar en una relación muy tóxica y si no tienes un buen referente, ya sea de una relación pasada o de alguien cercano, te puede parecer algo normal", comenta Faenar durante el debate. Dado que este proyecto no se trata solo de que identifiquen las actitudes o acciones machistas, sino que también sepan hacerle frente.

Por otro lado, la actriz comenta que "la violencia es la punta del iceberg, de todo lo que hay por debajo; lo que vemos al final, las agresiones o asesinatos que salen en las noticias", pero que antes de todo ello, "hay un importante machaque psicológico". En ese sentido, ambos piden que se corra la voz para que estos micromachismos y violencia, finalicen de una vez. Dialogan con ellos sobre lo que es el amor en realidad, "un acto generoso y respetuoso".

Recorrido

El proyecto Duele se construye teniendo siempre muy en cuenta las necesidades de los jóvenes que están ese día y en ese espacio. "Estamos abiertos a lo que ocurra, a cómo puedan actuar en ese momento y por ello, se tiene que generar un espacio de mucha confianza", afirma Faenar. Dado que, según los responsables, cuando se genera Teatro de lo oprimido, en ese espacio, se provocan muchas emociones.

Los actores no quieren que todo acabe en este simulacro de dos horas, sino que han pedido al centro educativo que realice un seguimiento después de esta acción, para que se evalúe cómo evolucionan los estudiantes tras la experiencia.

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