Gran Canaria está de enhorabuena. De hecho, ya puede presumir de aunar dos establecimientos gastronómicos galardonados con una estrella Michelin, en la última edición de estos codiciados premios. Y es que el restaurante La Aquarela -que lleva más de dos décadas cautivando a los comensales en Patalavaca- ha sido otro de los reconocidos por esta prestigiosa guía. Germán Ortega, jefe de cocina del citado espacio desde hace ya 11 años, asegura estar aún "en una nube", pero a la vez,"encantado" con el veredicto. "En realidad, siento una mezcla de emociones. Tengo que decir que me he puesto nervioso, pero a la vez, estoy muy ilusionado", dice con firmeza. Y añade que, "la fusión de sabores es parte de nuestra identidad".
Creatividad
En base a las palabras del chef, el secreto del éxito de este restaurante del sur de la isla de Gran Canaria radica en hacer gala de una cocina actualizada, que apuesta por combinar recetas locales, nacionales e internacionales. Una decisión, que lejos de ser producto de la casualidad, más bien tiene su origen en poder sacar el máximo partido a la experiencia adquirida por Ortega en países como Reino Unido y Suecia. "Nos centramos en cultivar una cocina contemporánea, y al mismo tiempo creativa, que sea capaz de reflejar nuestra esencia", apostilla el profesional.
Pero esto no es suficiente. A juicio del jefe de cocina es "fundamental" que las creaciones culinarias que resultan de los fogones vayan de la mano de una perfecta coordinación entre los profesionales que integran la plantilla. "Somos siete cocineros y seis camareros. Después de tantos años trabajando juntos, en realidad, esta tarea no es complicada. Es cierto que cuando se introducen cambios cuesta adaptarse, pero intentamos gestionarlos de la mejor manera posible", argumenta Ortega.
Sugerencias
En cuanto a los platos más representativos de La Aquarela, cabe resaltar que un menú conformado por siete platos resume a la perfección el talento culinario que concentra este restaurante del sur de Gran Canaria.
De esta forma, un entrante compuesto por cinco pequeños bocados de productos de la zona, un carpaccio de vaca frisona, bogavante con coco y curry verde, tartar de atún, un pescado del día -como el cherne o la sama, por ejemplo-, un cabrito braseado con miel de Agüimes y un delicioso postre, se presentan como la opción perfecta para disfrutar de una agradable experiencia culinaria, por un precio fijado en 88 euros.
Consciente de la responsabilidad que conlleva ostentar un premio de estas características, Germán Ortega subraya que su objetivo es continuar la misma línea de trabajo, pero sin obviar las posibilidades de mejorar. "Nuestra filosofía se centra siempre en ir a más. No sentimos presión, pero no hay que olvidar que hay que cuidar muchísimo a estas distinciones tan importantes", manifiesta con contundencia.
Hay que señalar que este local, que también presume de un Sol de Repsol- tiene capacidad para prestar servicio a una suma que oscila entre los 90 y los 100 comensales. No obstante, con el propósito de ofrecer una mejor atención, desde hace dos años, el cupo está cifrado en un máximo de 65.
Por su parte, Gregorio Fernández, que regenta este negocio, asegura que acumulaba más de un lustro intentando conquistar la deseada estrella. "Pasaban los años y no nos reconocían. Este año, por fin, ha sido el nuestro", celebra Fernández.
Lo cierto es que el premio ha representado para el responsable del negocio una inyección de moral, que se traduce en "más fuerza" para seguir trabajando. "Ahora, tendremos que fijarnos el objetivo de mantener el nivel. Vamos a disfrutar al máximo de esta distinción, y lo que queremos es que quien salga de La Aquarela lleve nuestro nombre con orgullo por toda la Isla", manifiesta con emoción.
