Para el jefe de Servicios de Programas de Prevención y Protección de Menores de la Dirección General de Protección a la Infancia y la Familia del Gobierno de Canarias, José Pereira, hay dos tipos de agresores: el dependiente y el psicópata. El primer modelo es el más frecuente y se da entre el 60 y el 80% de los casos.

Estos hombres se sienten fracasados en la vida y son incapaces de cambiar. Además, a este perfil suele sumarse el consumo abusivo del alcohol o de las drogas. Son celosos, posesivos, desconfiados y sienten una extrema dependencia del vínculo de pareja. Estos hombres suelen ser firmes candidatos al suicidio tras asesinar a su mujer.

Por otro lado, los psicópatas -que se protagonizan entre el 20 y 30% de las agresiones- no quieren a nadie. Tienen un gran ego, son inteligentes, manipuladores, no sienten arrepentimiento y desconocen por completo lo que es el amor u otro tipo de sentimientos.

Dentro de este perfil, se encuentran los psicópatas instrumentales, quienes poseen a su pareja porque ella obtiene ventajas económicas, sexuales o sociales y goza por los beneficios que ella le proporciona; y los posesivos, que poseen a su pareja porque cree ser su amo y se sienten omnipotentes.