El pan es un alimento que ha acompañado a la humanidad desde los inicios de la historia, y pese a ser uno de los protagonistas de la dieta mediterránea ha sufrido muchos golpes irreparables en su prestigio. La causa principal han sido las dietas de adelgazamiento milagrosas que lo consideran como uno de los principales responsables del aumento de peso. A pesar de lo manifestado por sus muchos detractores, el pan es un producto natural, que gracias a sus componentes: hidratos de carbono, vitaminas, fibra y minerales, aporta energía y contribuye al equilibrio de la dieta diaria cuando su consumo es el apropiado.

Son muchos los falsos mitos que se han difundido sobre este alimento. El primero y más extendido de ellos es que comer pan engorda. Es quizá el más equivocado que hay sobre este alimento ya que ninguno tiene la propia capacidad de engordar, sino de aportar en mayor o menor medida calorías. Además, numerosos estudios demuestran que el pan debe formar parte de una dieta equilibrada, ya que es una fuente de carbohidratos y no contiene apenas grasas. Otro de los mitos extendidos es que se puede prescindir de él y esto es un error, ya que aporta a la dieta hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, fibra y minerales. Es por ello que los expertos recomiendan consumirlo a diario con moderación. La cantidad que se considera ideal es tomar entre 220 y 250 gramos al día, repartidos en las diferentes comidas. Y en el caso de dietas de adelgazamiento, tomar al menos 100 gramos de pan.Otro de los grandes mitos que se comparte sobre este alimento básico es que la miga engorda el doble que la corteza. Hay que saber que tanto la miga como la corteza forman parte del mismo pan y su composición es la misma. La única diferencia es que la corteza, tras el horneado, se deshidrata y por lo tanto el agua se evapora, de ahí su aspecto crujiente y la miga por el contrario conserva el agua y de ahí su aspecto esponjoso. Otro de los mitos a desterrar es que el pan integral tiene menos calorías que el pan blanco ya que aportan la misma cantidad. La diferencia está en que el pan blanco conserva en su resultado el germen y el salvado del grano de trigo. La ventaja del pan integral es que cuenta con un alto contenido en fibra que produce sensación de saciedad, retrasa la absorción de glucosa y ayuda a combatir el estreñimiento. Otro de los mitos promovidos por las dietas que se pueden encontrar en Internet o que circulan por las redes sociales es que los biscotes o el pan tostado son mejores para las dietas. Partiendo del hecho de que una misma rebanada, ya sea tostada o sin tostar, tiene las misma calorías, queda demostrado que un trozo de pan tostado no es mejor que uno de pan blanco. Respecto a los biscotes, éstos suelen contener grasas y azúcares, por lo que si se compara la misma cantidad de biscotes con pan blanco, este último aporta menos calorías, aunque hay que reconocer que el pan tostado tiene dos ventajas: que se conserva durante más tiempo y que resulta más digestivo. Otro mito es que los diabéticos no pueden comer pan, pero las personas que sufren esta enfermedad no tienen que dejar de incluir este alimento en su dieta. Pueden incluirlo en su dieta. Lo único, es que deben conocer cómo consumirlo, qué versión elegir y qué cantidad. El integral es más favorable, ya que retrasa la absorción de la glucosa. No siempre hay que hacer caso de todos los mitos que hay sobre los alimentos y sus calorías. Lo mejor es buscar la información y conocer si de verdad lo que sabemos sobre un alimento es cierto o se trata de un mito.