La población residente en Canarias aumentó en 13.368 personas durante la primera mitad del año 2019 y alcanzó los 2.220.270 millones de habitantes. Este crecimiento del 0,61% -el tercero más alto del territorio nacional, solo por detrás de Baleares (0,87%) y la Comunidad de Madrid (0,66%), se debe principalmente al saldo migratorio positivo de 12.213 foráneos que contrarrestó el saldo vegetativo negativo de 1.429, según las cifras de población publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El 91,35% del crecimiento de la población del Archipiélago se produjo gracias al asentamiento de migrantes, mayoritariamente procedentes de países de la Unión Europea (5.344), seguidos por los llegados desde naciones sudamericanas (4.401) y Centro América (1.601). Desde el continente africano solo llegaron 604 personas y de Asia 372. El número de ciudadanos procedentes de países que no pertenecen a la Unión Europea que residen en las Islas se redujo en 219 personas.

En el conjunto del territorio nacional la población se incrementó en 163.336 personas y se situó en los 47.100.396 habitantes, siendo esta la primera vez que se superan los 47 millones. El incremento sigue la misma tendencia que en las Islas y se debe a que saldo migratorio positivo de 209.097 personas compensó el saldo vegetativo negativo de 45.002. La población residente en España lleva creciendo desde 2016 y continúa aumentando. El 1 de enero de 2019 había 46.937.060 millones de residentes, mientras que seis meses después se contabilizaron más de 47 millones.

El saldo migratorio -diferencia entre inmigración y emigración- de Canarias con el exterior fue positivo en 14.898 personas en la primera mitad de 2019, por lo que es quinta Comunidad Autónoma que más migrantes atrajo. De estas personas, 1.297 fueron españoles que retornaban desde el extranjero.

Los colectivos de foráneos que más fijaron su residencia en Canarias en el primer semestre de 2019 fueron el de los venezolanos (2.466) y el de los italianos (2.431 personas), seguidos por los colombianos (1.743), cubanos (1.651), británicos (1.134) y marroquíes (670).

El doctor e investigador de Geografía Humana y profesor de la Universidad de La Laguna (ULL), Vicente Zapata, apunta que no es extraño que las personas de origen europeo y americano sigan siendo nuestras principales fuentes de crecimiento, porque así lo han sido históricamente. En esta línea, en los últimos años, las comunidades venezolana, cubana y colombiana han sido las principales protagonistas de la migración hacia las Islas debido a la situación sociopolítica de sus países de origen.

El número de personas que se mudó a la Península o a Baleares desde Canarias -migración interior- fue de 53 personas más de las que hicieron el viaje a la inversa. Los destinos preferidos de los isleños para migrar dentro del país son Andalucía, a donde se fueron 1.732 canarios, y la Comunidad de Madrid, que recibió a 1.332. Por el contrario, los peninsulares que más se decantan por el Archipiélago para fijar su residencia son los madrileños (1.434) y los catalanes (918).

"Si la población crece a un ritmo asumible es una buena noticia", afirma Zapata, quien asegura que hay países europeos que están poniendo en marcha medidas para atraer migración de manera moderada para paliar las dificultades que conlleva el envejecimiento de la ciudadanía. En la actualidad, la edad media de la población en el Archipiélago es de 42,49 años y se sitúa entre las comunidades menos envejecidas. La edad media de los ciudadanos residentes en España se sitúa en una cota histórica y supera, por primera vez, los 44 años.

El atractivo residencial de la cuenca mediterránea y el dinamismo económico de comunidades como Madrid o Cataluña motivan la llegada de los extranjeros que quieren fijar sus hogares en zonas cálidas y de quienes buscan desarrollarse profesionalmente, detalla Zapata.

El doctor en Geografía Humana sostiene que la mayoría de los migrantes que llegan al Archipiélago son personas adultas, en edad de trabajar y dentro de un contexto familiar, por lo que "llegan a refrescar nuestra base sociodemográfica". Zapata explica que la llegada de foráneos es positiva si no se concentran una misma isla, hay un equilibrio entre sexos y tienen una adecuada distribución por edades. En ese sentido, "tenemos la suerte de que en el Archipiélago tenemos una inmigración bastante diversificada y crece en todas las Islas", añade Zapata, quien concluye que son las administraciones públicas las que deben generar estímulos para que los migrantes se puedan repartir de una manera equilibrada, poniendo en marcha acciones a través de los mercados de la vivienda y del trabajo.