Los efectos de la erupción del volcán Taal en Filipinas, que ya escupe lava, llegaron ayer a Manila, cubierta por un halo de ceniza y humo tóxico que paralizó el frenético ritmo y congestionado tráfico de la capital de Filipinas. Las autoridades declararon alerta roja en Manila ante el riesgo para la salud que entraña la proximidad del volcán -a unos 60 kilómetros al sur-, lo que obligó a cancelar clases en escuelas y universidades, así como el trabajo en edificios gubernamentales. El Gobierno filipino también pidió a las empresas privadas suspender el trabajo para evitar que millones de personas tuvieran que salir a la calle y exponerse a las partículas tóxicas que flotan en el aire. Manila amaneció con numerosos establecimientos cerrados, mercados semidesabastecidos y con sus principales avenidas prácticamente desiertas, frente a los atascos en una de las ciudades con peor tráfico del mundo. El objeto más buscado hoy fueron las mascarillas con filtro N95, recomendadas para protegerse de las emanaciones del volcán y agotadas en casi todas las tiendas.