En la página web se puede leer "envíos discretos". Después de varias horas decidiendo si apretar o no el botón de compra, quizás esa sea la frase más atrayente de toda la ficha. Apoltronada en su sofá, con su ordenador portátil sobre las piernas, una mujer joven, de poco más de veinte años se pregunta cómo ha llegado hasta ese escenario. Nunca se ha masturbado, no está descontenta con cómo ha concebido el sexo hasta el momento, pero ha llegado a ese sexshop online por recomendación de sus amigas y está dispuesta a probar el aparato del que todo el mundo habla. Ha visto cómo ha sido trending topic en redes sociales en varias ocasiones, las influencers a las que sigue han hablado de sus bondades en sus historias de Instagram y no hay una reunión de amigos en la que no se hable del Satisfyer.

La principal función que vende el aparatito es la "succión" del clítoris. Un término con el que es fácil dudar, e incluso temer, utilizarlo. Pero no es succión justamente lo que hace. Realmente, el potencial del juguete sexual se encuentra en la generación de ondas que impactan sobre un lugar concreto. Es un método innovador en lo que se refiere a dar placer a la mujer, y la novedad -junto a una exitosa campaña de márketin-, han llevado al juguete sexual a ser uno de los productos más vendidos el pasado 2 de diciembre durante la campaña del Ciber Monday en Amazon, según fuentes de la propia empresa.

"La espectacular tecnología de esta popular varita mágica ya ha demostrado con creces su eficacia: un excitante vacío, unido a unas enérgicas pulsaciones, estimulan el clítoris sin tocarlo, de una forma inesperada hasta ahora". Así lo vende su empresa creadora, Triple A Marketing GmbH ubicada en Bielefeld, Alemania que declara dedicarse a la gestión de recursos informáticos. Podría parecer una exageración, pero buena parte del público femenino está totalmente de acuerdo. "Llegas al orgasmo en dos minutos", aseguran las que ya lo han probado. Es difícil entenderlo cuando no lo has vivido, pero las expertas avalan su funcionamiento. "En el clítoris hay muchas terminaciones nerviosas y tocándolo directamente puede dar la sensación, a algunas mujeres, de una pequeña molestia", señala la psicóloga Tamara de la Rosa. Sin embargo, "esta técnica hace que se concentre la sangre más rápidamente y se llegue al orgasmo con mayor rapidez".

Esas insistentes promesas son las que llevan a la veinteañera a pagar finalmente su compra. Cuanto más tarde en llegar, más expectación generará en la joven la llegada del producto. Por eso, una vez tenga en sus manos una caja de cartón totalmente opaca y sin ningún tipo de etiqueta que permita desvelar lo que hay dentro, lo único que querrá será probarlo inmediatamente para poder dar un veredicto a sus amigas. En la mayoría de casos, el siguiente mensaje que se leerá en ese grupo de whatsapp será un: "cómprenlo".

Su popularidad empezó a manifestarse en noviembre y, desde entonces, no ha hecho más que crecer. Su irrupción en redes sociales en esas fechas-como parte de una campaña de márketin- es lo que le hizo merecer un aumento exponencial de las búsquedas en Google. Como resultado de una combinación de gracia y curiosidad, las búsquedas relacionadas con el aparato -según los datos ofrecidos por Google Trends - aumentaron un 75% en ese periodo y entre las usuarias que más lo hacían destacan las españolas. Eso sí, destaca que las canarias son las menos convencidas con esta moda .

Sobre entre las jóvenes

Por primera vez en mucho tiempo, la masturbación femenina ha dejado de ser un tabú, al menos entre las mujeres más jóvenes, y el juguete sexual ha entrado de lleno en el debate público "visibilizando" la sexualidad femenina. Como recuerda la psicóloga Tamara de la Rosa, "son varios los años que este juguete sexual ha estado a la venta en tiendas eróticas, pero es ahora cuando se ha hecho eco del interés que despierta". Para la sexóloga de la tienda online Platanomelón , Kimi Yamada, el contexto socio-cultural ha tenido "parte de responsabilidad" en la expansión de este juguete. Así el succionador se ha convertido en un pretexto "para visibilizar el intercambio de experincias y opiniones acerca del sexo, el clítoris y la mastubración", señala Yamada. Algo en lo que coincide De la Rosa que insiste en que aunque la masturbación femenina ya no sorprendía tanto como antes, a raíz del auge de este aparato, "parece que hemos conseguido hablar sobre este tema con más normalidad". Parte de su éxito reside en su diseño. Porque el Satisfyer, como señala Yamada, "dista mucho del juguete erótico tradicional, de forma fálica y vaginal". Es una característica que, unida a que su acción se centra en un órgano "invisibilizado" como es el clítoris, que su forma de estimulación es "muy distintan a la vibración -son ondas expansivas y sin contacto directo-, y que garantiza "cierta inmediatez", concibe un producto que se adapta perfectamente a la sociedad acual del "aquí y ahora".

Sin embargo, como señala la sexóloga y doctora en psicología evolutiva y educación, Juani Mesa Expósito, es una pena que la visibilización de la sexualidad femenina "haya ocurrido a raíz de un juguete sexual y no por el desarrollo en las escuelas españolas -menos aún de las canarias- de una adecuada educación afectivo sexual. Mesa Expósito asegura que es "lamentable" que a las mujeres "se les haya recriminado tocarse el clítoris" o que, por eso, se les tache de "viciosas".

En este sentido también se manifiesta De la Rosa, que hace hincapié en la "desigualdad" que las mujeres han vivido respecto al hombre "cuando se habla de sexo". "Hay quienes tienen aún la mentalidad de que un hombre que se acuesta con muchas mujeres es un hombre hecho y derecho y en el caso de la mujer, me ahorro el adjetivo calificativo que se le ha llegado a otorgar", explica la sexóloga.

Lo mismo ocurre cuando se habla de masturbación. "Parece que nos ha costado entender que las mujeres tenemos tanto derecho al placer como los hombres", recalca De la Rosa; pero va más allá: "que una mujer se diera placer a sí misma parecía un acto por el que las mujeres teníamos que avergonzarnos". Parte del problema, al menos en España, tiene relación con los años en los que el país vivió represaliado bajo una dictadura así como por el enraizamiento de la cultura judeocristiana.

Kimi Yamada considera que la falta de una educación sexual "enfocada al placer y al autocuidado, ha contribuido a considerar el disfrute sexual como algo secundario y opcional", especialmente entre las personas con vulva. Por estas razones, a Mesa Expósito no le convence la forma en la que se está discutiendo de la sexualidad femenina a raíz del auge Satisfyer. "La masturbación femenina sigue siendo un tema que da morbo, aún no hemos naturalizado el placer femenino", insiste Mesa Expósito. Al final, según esta sexóloga la sociedad está hablando "de lo que los medios de comunicación y la publicidad quieren", pero "no se está abordando de manera seria". Yamada, no obstante, destaca el lado bueno de este debate porque, a raíz del boom del succionador, "más gente se atreve a hablar de sexo, sobre todo en redes sociales y prioriza su placer ante otros factores".

"Muchísimos" beneficios

Se debe recordar, como señala Tamara de la Rosa, que "la masturbación aporta muchísimos beneficios". "Libera endorfinas y oxitocina, nos ayuda a conciliar el sueño y a liberar estrés, disminuye niveles de ansiedad y mejora la circulación, reduce la presión arterial, los dolores menstruales y estimula nuestro sistema inmunológico", señala la psicóloga. No obstante, la sexóloga de la sexshop online Platanomelón, Kimi Yamada, advierte que, como en todo, "es importante utilizarlo con cierta consciencia y responsabilidad, puesto que los excesos nunca son buenos".

En general, como afirma "no es perjudicial utilizar el succionador", lo que sí puede serlo por los motivos que llevan a usarlo: "si adquirimos un juguete erótico porque no sabemos autoexplorarnos y disfrutar de nosotros mismos o bien no sabemos comunicar con nuestra pareja sobre lo que nos gusta en la cama, tendremos un potencial problema a la hora de comparar la experiencia con juguete con otra persona", insiste la sexóloga de Platanomelón. Por eso concluye que la responsabilidad siempre estáen la persona que lo utiliza. Al fin y al cabo "¡el juguete es mera tecnología!".