Las facultades de Magisterio de toda España han presentado al Ministerio de Educación una propuesta de revisión integral de la formación y el acceso a la profesión docente. La presidenta de la Conferencia Nacional de Decanas y Decanos de Educación, Carmen Fernández presentó ayer en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, junto a la decana de Ciencias de la Educación de la ULPGC, Ángeles Perera, las claves de este nuevo modelo de carrera profesional, entre las que se encuentra sustituir el actual sistema de oposiciones por un modelo similar al MIR en Medicina; crear una prueba específica -además de la Ebau-, para estudiar el grado; y rebajar el número de plazas.

"Entendemos que cambiar sólo el sistema de oposición, modificar solo un elemento de toda la carrera profesional, no generaría un cambio cualitativo de la profesión docente. Desde la Conferencia de Decanas y Decanos de Educación llevamos trabajando desde 2017 en una visión completa que abarca desde que el alumno, futuro maestro o profesor de Secundaria, llega a la universidad, hasta que se jubila. Medidas coherentes sobre formación inicial, oposición o acceso y desarrollo profesional, que creemos que deben ponerse en marcha", indicó la decana de Educación de Santiago de Compostela.

La primera directriz se enmarca en la formación inicial, en el acceso a la universidad de los futuros docentes, con el objetivo de seleccionar a los estudiantes más idóneos, por lo que proponen, además de la Ebau, introducir una prueba de admisión específica. "Entendemos que el rendimiento académico (capacidad de trabajo, rigor, conocimiento básico) es fundamental para el maestro, pero hay otros elementos que no se están considerando y que debemos incluir, como son los componentes vocacionales o las razones -intrínsecas y no globales o idílicas-, de elección de la carrera".

Dicha prueba específica debe también evaluar actitudes como el compromiso, respeto, igualdad, civismo... y habilidades transversales como son las comunicativas o la capacidad de trabajar en equipo. "No se trata de seleccionar gente que ya venga preparada en eso, sino personas que apunten que se puede hacer un gran trabajo con ellos en esa dirección", afirmó Carmen Fernández. "Ahora tenemos que empezar a definir esas pruebas todos los implicados, desde la administración, las facultades y los profesionales de la educación".

Otro paso necesario, según los decanos y decanas, es la regulación del número de plazas de acceso a la carrera. Aseguran que en España hay unos 150.000 alumnos en las facultades de Educación, públicas y privadas, matriculados en los grados de Magisterio y máster de Secundaria; mientras que la oferta pública de empleo cada año no supera los 12.000. "La reducción de plazas, obviamente, debe hacerse tanto en la oferta pública como privada. No puede ser que la pública reduzca y se produzca una mercantilización, como se está produciendo, por parte de la privada".

Revisar los contenidos de la carrera -"después de diez años los planes de estudio que tenemos no se han podido actualizar"- e introducir aspectos como la educación democrática, cívico-ética, afectivo-sexual, el trabajo por competencias...; y blindar el prácticum, que es el 22% del título, son otras de las directrices marcadas en el nuevo modelo. "No podemos seguir trabajando con grupos prácticos de 40 alumnos. Debemos trabajar con una ratio mucho más reducida para que en España, todos los títulos de educación tengan un nivel de experimentalidad máxima".

Competencias

En cuanto al acceso a la profesión, existe consenso respecto a que el sistema actual de oposición "no sirve para incluir a los más idóneos, porque no estamos evaluando competencias, lo que saben hacer, sino lo que ellos declaran que saben hacer". Por ello, proponen un sistema similar al del MIR en Medicina, que podría llamarse APD (acceso a la profesión docente) que incluya un período de formación de uno o dos años, supervisado por la escuela y por las universidades. "Los primeros años de experiencia docente configuran el carácter de un profesor o profesora, su forma de entender la profesión, si esa experiencia es traumática, su profesionalidad se va a ver condicionada. Y ahora está siendo traumática, es el último que llega, le toca los grupos más difíciles, las guardias...".

Proponen, por tanto, una "experiencia cuidada", con un contrato en formación, equivalente al MIR, en el que no tienen responsabilidades en exclusiva. "El Estado le paga por formarse con un profesor acreditado, en un centro de referencia, y con un académico, profesor de universidad acreditado también. Juntos van a acompañarlo durante uno o dos años, está por decidir. Para nosotros sería bueno un año en un centro y un segundo de rotación".

Por tanto, en el nuevo modelo de la carrera docente, el acceso a la profesión conllevaría una prueba similar a un MIR, con directrices generales regulada por el Ministerio, pero adaptada a la realidad de los contextos de cada región. "Luego un año o dos en centros de referencia. Hablamos de que tiene que haber una red de centros seleccionados, y aquí tendremos que definir las características que deben tener esa red en cada comunidad. Pero no desde un planteamiento elitista de centros VIP, sino que cualquier centro, conociendo los requisitos, puedan integrarse si quieren".