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Entrevista | Ignacio Álvarez-Ossorio

"A Irán y EE UU les une su apoyo a gobiernos autoritarios en Oriente Medio"

"Soleimani y las milicias chiíes fueron decisivos en la derrota del Estado Islámico, que podría volver a la guerrilla", afirma

Ignacio Álvarez-Ossorio. RAFA ARJONES

¿Qué escenario ha abierto la 'muerte selectiva' del general iraní Qasem Soleimani? ¿Podemos encontrarnos en la antesala de una nueva guerra?

Sin duda entramos en un terreno muy peligroso, ya que cualquier respuesta desproporcionada puede desencadenar una escalada de violencia que no tenga vuelta atrás. Dicho esto, no creo que Irán esté interesado en un choque frontal con Estados Unidos (EE UU), porque tiene todas las de perder. Tampoco Trump busca una guerra con Irán porque tiene las elecciones a la vuelta de la esquina y el electorado republicano es abiertamente contrario a una nueva aventura bélica en Oriente Medio.

¿Qué contraataque podría lanzar Irán contra Estados Unidos para vengarse del atentado?

Entra dentro de lo previsible que haya una escalada verbal, porque parte de la población iraní reclama una respuesta inmediata y el régimen iraní está fuertemente presionado desde la calle. No obstante, el régimen tiene que calibrar cuándo y cómo dar esa respuesta para que no le debilite aún más. De ahí que lo más factible es que no se busque un choque directo, sino que el golpe venga de alguna de las milicias proiraníes en la región y se dirija contra los efectivos militares americanos desplegados en Oriente Medio. Otra posibilidad es que se ataquen instalaciones petrolíferas saudíes o algún carguero en el Golfo para demostrar que Irán dispone de varias cartas que jugar. En todo caso, Irán debe medir sus pasos, porque una reacción desproporcionada podría dar lugar a un ataque norteamericano contra su territorio, algo que no bene?ciaría al régimen porque le obligaría a devolver el golpe.

La administración Trump acusaba a Soleimani de terrorismo, pero en este caso, además, era miembro de un gobierno. ¿Cambia esta acción la lucha contra el terrorismo internacional?

Sin duda el asesinato de Soleimani traspasa todas las líneas rojas, dado que era uno de los elementos más poderosos del régimen iraní y tenía una estrecha relación con el líder supremo, Jamenei. Desde que llegó a la Casa Blanca, Trump ha intentado renegociar el acuerdo nuclear con Irán. Las presiones económicas, aunque han hecho mucho daño a Irán, no han conseguido doblegar a los ayatolás, por lo que el presidente norteamericano ha decidido ir un poco más lejos y acabar con la vida de una de las personas más in?uyentes del país. Este era un objetivo demandado desde hace mucho tiempo por los halcones de la Administración norteamericana.

La posible guerra o en todo caso el con?icto entre Irán y EE UU no solo afectaría a Teherán, sino a todo Oriente Medio. ¿Qué consecuencias puede tener en países cercanos?

Efectivamente, Irán cuenta con numerosos satélites en Líbano, Siria, Iraq o Yemen que podrían ser movilizados en caso de un choque frontal entre Irán y EE UU. En todo caso, no creo que Trump esté interesado en una guerra abierta en un año electoral, porque le podría colocar en una situación de debilidad y alejarle de sus votantes tradicionales, a los que prometió retirar sus efectivos de Oriente Medio durante su primer mandato.

¿Y para los países miembros de la OTAN, incluida España?

Algunos de los miembros de la OTAN ya han anunciado que congelarán sus misiones de adiestramiento en Iraq. España dispone ahora mismo de medio millar de efectivos sobre el terreno que se encuentran en situación de máxima alerta. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha señalado que España no actuará en solitario y se coordinará con la OTAN a la hora de evaluar cualquier medida en el caso de que la situación sobre el terreno se complique aún más.

¿ Podemos esperar un repunte del terrorismo yihadista en este contexto?

Esta es una posibilidad que no debería descartarse. No debe olvidarse que el general Soleimani y las milicias chiíes proiraníes tuvieron un papel decisivo en la derrota del denominado Estado Islámico. Aunque han sido expulsado de sus principales feudos, miles de yihadistas han logrado huir. En el caso de que disminuya la presión sobre dicho grupo, como ya ha ocurrido en el pasado, podrían tratar de aprovechar la coyuntura para reorganizarse y volver a la guerra de guerrillas.

En el plano geopolítico, ¿bene?ciaría a alguna potencia en concreto la desestabilización de la región?

Hay dos países que han presionado activamente a Trump para que adoptase una línea más beligerante hacia Irán. Es el caso de Israel y Arabia Saudí, que consideran a Irán como su principal rival regional y han aplaudido la muerte de Soleimani, el cerebro de la expansión territorial iraní por Oriente Medio. Por eso no debería sorprendernos que, en un futuro, las milicias proiraníes en la región puedan llevar a cabo ataques selectivos contra los intereses de dichos países en la región.

Tras el ?asco de las primaveras árabes, la guerra en Siria y Yemen y la situación de Iraq, ¿existe alguna esperanza de cambio y de mejora de las condiciones de vida del mundo árabe?

Aunque hay muchos motivos para ser pesimistas, también hay razones para el optimismo. Las movilizaciones populares en Argelia, Sudán, Líbano o Iraq a favor de la democracia indican que un porcentaje elevado de la población árabe está dispuesto a arriesgar sus vidas para exigir libertades y luchar contra el autoritarismo. El problema es que los dirigentes árabes siguen disponiendo de un amplio respaldo de las fuerzas contrarrevolucionarias regionales e internacionales. A pesar de sus abismales diferencias, a países como Irán, Arabia Saudí, Rusia o Estados Unidos les une su apoyo a los gobiernos autoritarios de la región, ya sean de uno u otro signo. Sólo así se entiende que las voces favorables al cambio hayan chocado una y otra vez contra el mismo muro en los últimos años.

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