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Entrevista | Bernarda García

"Con formación y trabajo África superaría al mundo desarrollado"

"Las misiones llevamos el Evangelio, así como la educación y la formación profesional y sanitaria al continente", indica la misionera salesiana

Sor Bernarda García, en la Sede de Manos Unidas de Las Palmas de Gran Canaria. YAIZA SOCORRO

Casi 40 años de misione ra en África, se dice pronto. ¿Qué han cambiado en usted?

Comparar la vida de África y de Europa ha cambiado mi forma de vivir y de pensar, ser más solidaria y estar más atenta a la realidad de los lugares por los que he ido pasando en África.

El premio Caminando juntos de Manos Unidos tenía una especial significación, porque esta ONG celebraba sus 60 años. ¿Se siente recompensada de tanto sacrificio?

Sí, mucho y no solo yo porque acudí en nombre de todos los misioneros del mundo. Ha sido un reconocimiento a todos los que trabajamos en tierra de misión. El premio no es solo para mí sino para la congregación salesiana. Yo estoy en África en su nombre.

¿Cree que llegará el día en que África camine junto al mundo desarrollado?

Si los dejamos, sí. Tenemos que valorarlos, darles toda la parte educativa, favorecer esa tierra porque es rica y las personas inteligentes. Hay que dejarles espacio y no manipularlos. Si les ofreciéramos formación profesional y trabajo nos podrían llegar a sobrepasar.

Su área de trabajo son las niñas y los jóvenes en general. ¿Qué oportunidades tienen de salir adelante?

En todo este trabajo que llevamos haciendo con Manos Unidas se han hecho muchas escuelas, ya sea en Bamako, en Togo, en Costa de Marfil y en Burkina Faso. La oportunidad que se les da a estas niñas de estudiar, de hacer cursos de formación profesional donde cada una puede tener un oficio de peluquería o de cocina y pastelería, de costura y de telares, les permite salir adelante, aprender y ser personas dignas. Puedo contar muchas experiencias de otra misión en Costa de Marfil y Benín donde Manos Unidas nos ha ayudado económicamente a crear casas de acogida para sacar a estas niñas de la calle, que están en situación difícil y nos presentan la policía, el Ministerio de la Familia o distintas ONG. Nos llevan a estas jóvenes abandonadas, que han sido violadas, son tratadas de brujas o se han quedado huérfanas porque sus madres murieron de sida.

¿Qué han hecho ustedes al respecto?

A nuestras casas han llegado de pequeñas y han ido creciendo con nosotras. Les hemos dado todo como si fuéramos su familia. La educación y la posibilidad de que crecieran en este ambiente han hecho que algunas vayan a la universidad y que otras hayan aprendido ciertos oficios por lo que hoy en día están casadas, con hijos y han salido adelante. Esto demuestra que se puede cambiar con la parte educativa. Hay un proverbio africano que dice que si se educa a un niño, se educa a un pueblo, pero si se educa a una niña se hace con una nación. Creo que con la educación en valores les damos una formación humana integral y el Papa Francisco también lo recalca.

Y el punto desde el que ejerce su labor misionera es actualmente Costa de Marfil, pero antes Burkina Faso, que ha vivido toda clase de avatares, desde guerras hasta pobreza extrema. ¿Cómo son las condiciones del trabajo misionero?

Son bastante difíciles porque estamos expuestas a la pobreza y a la realidad de donde residimos al tratarse de barrios muy pobres. Hemos sufrido también la guerra, pero gracias a Dios a nosotros no nos han tocado. Toda la miseria que hemos vivido la hemos ido superando gracias a las ayudas y por la fe y el amor que tenemos al Señor. Hemos de tener esa confianza en Dios, de su presencia y de su providencia. Yo sigo viva después de tres guerras y de tantas situaciones difíciles.

Ha prometido entregar el premio a las chicas de Abiyán, que han visto la destrucción de sus casas y negocios. ¿Por qué estas desdichas nunca cesan en África?

El premio de Manos Unidas se lo dediqué a estas chicas porque el ayuntamiento de Abiyán quiso reformar muchas zonas, pero hasta que lo haga muchas mujeres se han quedado en la calle y se han tenido que dar a la prostitución, por lo que hay que acogerlas y también a sus familias.

Su galardón premia simbólicamente a todos los misioneros. ¿Calcula cuántos pueden estar desarrollando en el continente africano su labor solidaria?

Miles. Tenemos la pastoral para llevar el Evangelio, que es nuestra primera misión, pero también la educación, la formación profesional, escolar y sanitaria. En Malí contamos con una maternidad también dada por Manos Unidas para ofrecer respuestas a las madres que venían de lejos y tenían que dar a luz en medio de la tierra sin asistencia de ningún tipo. Hoy pueden tener hijos dignamente y atendidas por enfermeros y matronas. Los niños se salvan, antes muchos morían.

Estos compañeros de misión y trabajo, ¿profesan diversas religiones o todos son católicos, como la propia Manos Unidas?

Hay misioneros católicos, pero también otras ONG protestantes o de otras religiones que hacen labor humana. Los musulmanes también participan a su estilo. Todos nos respetamos y trabajamos por la misma causa. Nuestros centros no son solo católicos. Nuestros alumnos pueden ser de otras religiones. Acogemos a todos porque somos todos hijos de Dios.

Además de cumplir 60 años el trabajo de la ONG, son 60 países los que abarca su acción. Como misionera salesiana, ¿cuál ha sido su trayectoria?

En 1982 fui a Togo, primero a Lomé y luego a Kara. Más tarde me destinaron a Costa de Marfil donde pusimos en marcha la formación profesional. Manos Unidas nos ayudó para crear la escuela y también la casa de acogida de las niñas. Después viajé a Malí, a Bamako, donde hicimos la escuela que mencioné antes con más de 1000 alumnos musulmanes entre chicos y chicas. Tenemos, desde la maternal, hasta la escuela primaria y secundaria.

¿Y qué ocurrió después?

Regresé a Costa de Marfil y, por último a Burkina Faso donde también, gracias a esta ONG, hicimos un internado para acoger a las jóvenes de los pueblos de los alrededores que no tienen la posibilidad de estudiar al contar solo con escuela primaria, lo que supone estar expuestas a los casamientos forzados, a la prostitución y a vagabundear por las calles. En nuestro internado siguen estudiando las que tienen capacidad para hacerlo y así pueden llegar a la universidad, y el resto aprende un oficio. Ahora, en Costa de Marfil estoy con la casa de las niñas en situaciones difíciles en que hay también escuela primaria y centro de formación profesional.

¿Cree bien asentado el mensaje del Papa Francisco en la Jornada Mundial de las Misiones de 2019: "Salir de sí mismo, atraer y ser atraído, tejer relaciones que generan vida"?

Creo que es lo que estamos haciendo en estos países a los que vamos. La relación que tenemos con la gente en nombre de Dios esta lo palpa. Es muy importante la relación con las personas, la parte humana y de amor. Todo el mundo necesita de ello para que ese mensaje se asiente. La persona crece con dignidad, mucho amor y equilibrada.

Osea que se puede decir, sin dudarlo, que Manos Unidas es una ONG fiable...

Querría decir a la población que el dinero que se aporta a esta ONG llega. En los 40 años que llevo trabajando en África siempre hemos tenido relación con Manos Unidas y nos han dado mucho dinero. Ellos controlan y verifican que ha llegado a su destino y que se ha utilizado para el proyecto designado. Animo a la población española a que siga colaborando porque valen la pena los programas educativos y de desarrollo.

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