Ya tuvo lugar la salida de los pasajeros que llegaron al Aeropuerto de Gran Canaria durante la tarde de ayer en dos aviones brasileños procedentes de China. El aterrizaje en el Archipiélago de las aeronaves de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) procedentes de China, vía Polonia, y con destino al país carioca activó la vigilancia por coronavirus en el aeropuerto grancanario. Estos aviones trasladaban a 34 personas, entre brasileños y familiares chinos, repatriados desde Wuhan, el epicentro de la pandemia del coronavirus. Al igual que España hizo con sus repatriados nacionales el pasado 31 de enero, que llegaron a la base aérea de Torrejón de Ardoz tras una escala en Reino Unido.

Aunque en un primer momento se generó cierta confusión al ver personas con mascarillas salir de las aeronaves, a última hora de la noche, la Delegación del Gobierno en Canarias envió un comunicado en el que aseguraban que los comandantes de los aviones habían firmado una declaración en la que garantizaban que ninguno de los pasajeros que transportan hacia Brasil presentaba síntomas de la neumonía de Wuhan.

La Delegación también informó de que solo habían bajado de los aviones "los miembros de la tripulación estrictamente necesarios para la operación de escala técnica". Este proceso, continúa el comunicado, fue controlado por un equipo de Sanidad Exterior. Del mismo modo, confirmaba que "nadie va a bajar" y que los aviones permanecerán (en Gran Canaria) el tiempo estrictamente necesario y se van".

Las aeronaves partieron el pasado miércoles desde Brasilia y estaba previsto que llegasen a su destino en la madrugada de hoy (horario brasileño), según informa la agencia Efe.

Las aeronaves no podrán volver a despegar hasta que la Delegación del Gobierno en Canarias lo autorice, de acuerdo con las fuentes consultadas.

Estas dos aeronaves suelen utilizarse para hacer traslados presidenciales, según informa el diario brasileño Folha de S. Paulo. Antes de embarcar en los aviones, los nacionales brasileños pasaron una revisión médica. El gobierno, liderado por Jair Bolsonaro, tenía previsto que la misión de repatriación debía durar un total de 62 horas, incluyendo el tiempo de vuelo y la estancia en China.

Las escalas técnicas previstas por los aviones, tanto a la ida como a la vuelta, pasaba por el Aeropuerto Internacional de Urumchi-Diwopu, en China, a unos 3.000 kilómetros de Wuhan; en la capital de Polonia, Varsovia; en el aeropuerto de Gran Canaria; y, por último, en la ciudad brasileña de Fortaleza.

18 días de cuarentena

A su llegada al país carioca, los repatriados deberán pasar una cuarentena de 18 días en la base militar de Anápolis, en la región de Goiás. Los que lleguen a presentar algún síntoma de la enfermedad serán trasladados al hospital de las Fuerzas Armadas en Brasilia.

El uso de dos aviones impedirá el contacto físico entre los pasajeros, para evitar un posible contagio entre los repatriados. La capacidad máxima de estas aeronaves, modelo VC-2, es de 30 personas. La envergadura es de 28,72 de metros, la cabina mide 36,25 metros y alcanzan una velocidad de 985 kilómetros por hora. Todos los pasajeros deberán utilizar mascarillas N95, consideradas las más eficaces.

La tripulación de la aeronaves que han hecho escala en Gran Canaria está compuesta por once militares, capacitados para misiones de defensa química, biológica, radiológica y nuclear; así como por un equipo médico de siete personas -seis de ellas médicos del Ejército y un representante del Ministerio de Sanidad-, por si tienen que intervenir en caso de que algún pasajero presente síntomas de infección durante el vuelo.

Los dos aviones presidenciales contaron con otras dos aeronaves de apoyo en las que se trasladaba a personal de remplazo para poder cumplir con los horarios de vuelo máximo de la jornada laboral de los militares. Ese relevo se hizo en Varsovia, según la prensa brasileña.

El Gobierno brasileño anunció la repatriación horas después de que un grupo de nacionales residentes en Wuhan publicara un vídeo en las redes sociales pidiendo ayuda para retornar al país. En la grabación enfatizaban que ninguno estaba contagiado. Bolsonaro se había mostrado reticente ante la repatriación, que condicionó a la aprobación de una ley que garantizara la salud de los ciudadanos del país.