La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de València ha condenado a siete años de prisión a un hombre de 31 años por un delito de agresión sexual con penetración a una joven de 22 años a la que conoció en un local de ocio de València. El acusado acompañó a la chica hasta su domicilio en un taxi y una vez allí la violó haciendo uso de la fuerza, propinándole bofetadas y agarrándola fuertemente de los brazos y piernas, según ha quedado acreditado, a la vez que la intimidaba: «Si hablas con otro chico y me entero os mato, eres mía».

Según se refleja en la sentencia, estando en prisión provisional el acusado, «personas del entorno del mismo» enviaron mensajes a la víctima para que ésta retirara la denuncia a cambio de dinero, hecho por el que se dedujo testimonio por un posible delito contra la Administración de Justicia. Finalmente la circunstancia de que la joven rechazara esta oferta y se mantuviera firme en su acusación ha resultado clave para dar todavía más credibilidad a su testimonio incriminatorio al descartarse cualquier ánimo espurio.

Los hechos se produjeron el 1 de enero del pasado año 2019 cuando víctima y acusado coincidieron en el Marina Beach Club de València donde una amiga los presentó. Tras consumir bebidas alcohólicas ambos abandonaron el local juntos entre las 16.30 y las 17.00 horas y tomaron un taxi hasta el domicilio de la chica. Previamente pararon en una pizzería donde compraron dos latas de cerveza.

El camarero declaró en la vista oral que se notaba «que estaban cariñosos los dos», lo que no implica nada si posteriormente, estando en la habitación de la víctima, ésta no quiso tener sexo con el acusado y pese a que le dijo que «parara», como así ha quedado probado, éste la forzó propinándole bofetadas y agarrándola fuertemente de los brazos y las piernas.

Por su parte, el procesado alegó en el juicio que una vez en la casa mantuvieron relaciones sexuales consentidas, en concreto tres veces. Y atribuyó las lesiones que presentaba la joven a un altercado que tuvo ésta con su amiga.

No obstante, los médicos forenses que exploraron a la víctima cinco días después de los hechos remarcaron que todavía «estaba muy afectada» y las lesiones que tenía eran «propias de la agresión que ella narraba».

Asimismo, los mensajes que ella misma envió a una amiga tras lo ocurrido solicitando su ayuda «no se corresponden con el mantenimiento de una relación sexual consentida», como alegaba el acusado. De hecho, el propio agresor le envió a su víctima un mensaje pidiéndole perdón por su «fallo».

Respecto a la posibilidad de que la víctima se encontrara bajo una «sumisión química», por algo que pudieran haberle echado en la bebida, este aspecto no ha quedado acreditado. Sin embargo, como bien defendía la acusación particular, ejercida por el letrado Vicente Montañana, ello no quita para que estuviera o no su cliente en condiciones, en el momento le dijo: «no quiero» y éste siguió, estaríamos ante un claro caso de violación, como así ha entendido la Audiencia Provincial de València.

De igual modo ha quedado acreditado el empleo de la violencia ya que la joven «se resistió e intentó quitárselo de encima sin lograrlo por el acusado le propinaba bofetadas con la mano abierta y la aferraba fuertemente de brazos, piernas y cintura».

Además, la Sala no aprecia ningún tipo de circunstancia atenuante en el acusado, ni siquiera la embriaguez, ya que él mismo manifestó en el juicio que se encontraba perfectamente: «Yo iba bien, no iba borracho».

Respecto al delito de lesiones leves, que también se le imputaba, ha quedado absuelto al ser éstas «consecuencia del acceso carnal forzado». Por dicha agresión sexual se le imponen siete años de prisión y siete de libertad vigilada, y que indemnice a la víctima con 15.000 euros por los daños morales.