En estos días nos has dejado para siempre después de una lucha sin cuartel, sin darte nunca por vencida, siempre irradiando positividad y alegría. Todos los que te conocimos, que te vimos crecer como médico, desde el primer día que llegaste a nuestro servicio de Medicina Intensiva del Hospital Insular, al cual te presentaste un día hace ya unos 9 años como la nueva médico residente, pero del cual no pudiste despedirte, como tampoco lo pudiste de todas y cada una de esas personas que trabajaron contigo, que te respetaron y te quisieron como persona y como médico.

Desde este medio te queremos rendir este pequeño homenaje de tus compañeros y compañeras, muchísimos amigos, por si algún día tu chiquitina revuelve en el baúl de los recuerdos pidiendo saber más de alguien que dio todo su ser por ella, que quede constancia que en este servicio que la formó como médico intensivista y, seguro como persona, dejó una huella imborrable para todos.

Querría resaltar el enorme respeto durante sus últimas horas en la UCI, entre sus compañeros que supieron contener el enorme dolor de tu marcha y de tu sufrimiento mientras trataban a los demás pacientes que se encontraban ingresados también. Una despedida rodeada de familiares y compañeros que hará que nos acompañes para siempre. Hasta pronto Raquelita.