La Sección V de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife condenó a prisión permanente revisable al culpable de asesinar a su tía, Rosa María Concepción, en un piso del barrio de Ofra en febrero del año pasado. La resolución judicial, que fue adelantada ayer por la Cadena Ser, respalda las peticiones de pena realizadas hace una semana por el fiscal delegado de violencia de género, José Luis Sánchez-Jáuregui, y la abogada del Instituto Canario de Igualdad, Lucrecia Roldán Piñero.

Los miembros del tribunal del jurado emitieron un veredicto de culpabilidad contra Gonzalo S. C., tras valorar las diferentes pruebas practicadas en el juicio, que se desarrolló la semana pasada. En dicha decisión se tuvo en cuenta la declaración efectuada por los tres médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Santa Cruz de Tenerife que le practicaron la autopsia al cadáver. Los profesionales explicaron que la víctima, que era natural del municipio de San Andrés y Sauces, en La Palma, sufrió una muerte violenta, agónica y lenta. De hecho, en los días anteriores al fallecimiento, la mujer, que tenía 60 años, sufrió numerosos e importantes golpes.

Además, el procesado ofreció versiones distintas sobre la muerte de su familiar cuando llegaron los policías nacionales al lugar del suceso y en la primera sesión del juicio. Diversos testigos, sobre todo vecinos de San Andrés y Sauces, manifestaron que el hombre adoptaba una actitud muy violenta y dominante sobre la mujer, que tenía reconocida una discapacidad del 62 por ciento.

Tras el veredicto de culpabilidad dictado por parte de los miembros del tribunal del jurado por unanimidad, el representante del Ministerio Público y la letrada de la acusación popular (el Instituto Canario de Igualdad) estimaron que en el asesinato concurrieron las agravantes de alevosía, ensañamiento, ataque a una persona muy vulnerable y el total desprecio a la víctima por su condición de mujer. Tras las pruebas practicadas en la vista oral, el autor le propinó a Rosa María Concepción numerosos golpes con los puños, las manos y varios objetos contundentes, "sin importarle el resultado" de tales acciones.

A la afectada le hallaron numerosas lesiones en el rostro, en el tórax, en el abdomen y en los brazos. Además, registró varias hemorragias internas. De hecho, cuando efectuaron la autopsia, los médicos forenses solo hallaron en el estómago sangre de la propia víctima. Los miembros del jurado estimaron que la víctima no pudo oponer apenas resistencia, ya que se hallaba boca arriba en la cama cuando recibió las sucesivas palizas, de ahí la agravante de alevosía.

Por siete votos a dos

Por siete votos contra dos, el jurado determinó que Gonzalo quería matar a la víctima. Pero no se consideró probado que ambos mantuvieran una relación de pareja, en la medida en que ningún testigo corroboró de manera fehaciente tal circunstancia, ni se hallaron restos de semen del acusado en la vagina o el ano de la fallecida. Rosa María era una persona frágil, con una constitución física débil, a la que la extirpación de un tumor impidió tener un desarrollo normal. Había perdido de forma absoluta la visión de un ojo y, tras un ictus, comenzó a tener un deterioro cognitivo.