La potente calima de polvo del Sáhara que durante las últimas horas ha paralizado las comunicaciones aéreas en Canarias, ha puesto en el foco mediático a este fenómeno meteorológico que causa impactos en el clima y en la salud, pero que a su vez estimula la formación de nubes y fertiliza suelos. De modo que, aunque parezca increíble, la calima puede tener su lado bueno.

No obstante, las más de 2.000 millones de toneladas anuales de polvo mineral de los desiertos arrastradas por el viento reducen la visibilidad de manera semejante a la niebla, lo que puede tener efectos negativos en el transporte aéreo, marítimo y terrestre y provocar daños en la salud humana, según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Estas son algunas de las claves para entender el origen de este fenómeno y sus repercusiones:

  • Formación de la calima. La calima se suele producir cuando existen fuertes vientos que arrastran grandes cantidades de arena y polvo de suelos desnudos y secos a la atmósfera y los transportan a miles de kilómetros de distancia, proceso que puede durar desde unas pocas horas hasta varios días, en función de la fuerza del aire y del peso de las partículas en suspensión.
  • Procedencia de las partículas. El polvo del desierto procede especialmente del norte de África, desde donde es transportado hacia el Atlántico, pasando por Canarias y Cabo Verde, y en ocasiones llega al continente y afecta a España, Italia o Grecia, aunque en el caso español Canarias es la región que recibe los mayores impactos del polvo desértico.
  • Beneficios al medio ambiente. Los depósitos de polvo en la superficie son una fuente de micronutrientes tanto para el ecosistema continental como marino y así se cree que el polvo del Sáhara fertiliza el bosque lluvioso del Amazonas y que el hierro y el fósforo que transporta favorecen la producción de biomasa marina en zonas de los océanos donde escasean esos elementos.
  • Riesgos para la salud humana. El polvo en suspensión en el aire constituye un grave riesgo para la salud humana. Sus efectos negativos son proporcionales al tamaño de las partículas que lo componen y pueden provocar irritación en la piel y los ojos, conjuntivitis, asma, traqueítis, neumonía, rinitis alérgica y silicosis. Asimismo la exposición al polvo sahariano aumenta el riesgo de mortalidad en los pacientes que tienen alguna insuficiencia cardíaca.
  • Repercusiones negativas sobre el medio natural. El polvo también puede tener efectos negativos en la agricultura porque reduce el rendimiento de los cultivos y la actividad fotosintética, se pierde tejido vegetal y se incrementa la erosión del suelo. Además, hace que se obturen los canales de riego, que disminuya la calidad del agua en ríos y arroyos o que se resienta la producción de las plantas de energía solar, en especial las que dependen de la radiación solar directa.
  • Influencias sobre el clima. Las partículas de polvo y arena que transporta una tormenta de este tipo, especialmente si están cubiertas de contaminación, actúan como agentes formadores de nubes e influyen en su capacidad de absorber la radiación solar, lo que afecta indirectamente a la energía que llega a la superficie de Tierra y a la cantidad y ubicación de las precipitaciones.