"El peor contagio ha sido el pánico injustificado y más todavía en Canarias". Así valoran desde el del Colegio de Médicos de Tenerife las reacciones ante la expansión del coronavirus de Wuhan.

Los expertos insisten en el uso de medidas sencillas de higiene como la mejor herramienta contra el contagio. Entre ellas hidratarse, lavarse bien las manos con agua y jabón o una crema hidroalcohólica, así como toser o estornudar siempre con el codo delante ante síntomas de riesgo.

¿Y las mascarillas? Lo tiene claro Rodrigo Martín, presidente del colegio tinerfeño: "Los profesionales usan las desechables por necesidad y sirven para proteger a los demás, pero las de filtro pueden ser, incluso, una vía más de contagio. La mayoría de las que se ven por la calle no tienen utilidad, son un recurso efectista".

El virus se transmite por gotas de secreciones respiratorias y tiene un periodo de incubación medio de siete días con un máximo de catorce. Se utilizan ya combinaciones de antiretrovirales pero sin datos aún sobre la eficacia y seguridad del tratamiento. También se desarrollan vacunas pero no estarán disponibles este año.

Las mascarillas de tipo quirúrgico son útiles para proteger frente a gotas de secreciones de más de cinco metros. Por su parte, las que tienen filtro de partículas (FFP2 o FFP3) ayudan en otras distancias, pero a clave es mantener la llamada distracia social, un metro preventivo.

La aparición de nuevas enfermedades transmisibles es imprevisible pero frecuente. Y hay ejemplos recientes. El SARS (2002), también ocasionado por un coronavirus, tuvo una letalidad del 9,5% y fue erradicado con medidas de control. La de la gripe pandémica (2009) llegó al 0,02-0,4%, pero el virus permaneció.

El Coronavid-2019 está epidemiológicamente a mitad de camino entre ambos. Ni tanto ni tan poco. En su justa medida.