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Los logopedas alertan de retrasos en el habla en niños por el abuso de tablets y móviles

Los profesionales advierten de niños que con dos o tres años aún no hablan por permanecer mucho tiempo con las pantallas

La logopeda infantil Vanesa Oliver practica con una niña algunos ejercicios en la consulta. Pilar Cortés

En restaurantes, en la sala de espera de la consulta del pediatra y hasta en los parques. El uso de tablets y móviles se ha extendido a los niños, incluso a los más pequeños. Los logopedas lanzan la voz de alarma ante esta peligrosa tendencia. Cada vez llegan más niños a la consulta con problemas del habla y detrás está el uso abusivo de las pantallas.

«El lenguaje se aprende interactuando, mirando a la boca, a la cara, observando los gestos y esto se está perdiendo en detrimento de los móviles y las tablets», explica Vanesa Oliver, logopeda infantil de la clínica HLA Vistahermosa. Esta profesional calcula que un 30% de todas las consultas que atiende tienen detrás un problema de abuso de nuevas tecnologías. «Todos los días tengo algún caso en mi consulta, cuando antes, sencillamente, esto no se daba». El principal problema que provoca tanta pantalla es un retraso en el inicio del lenguaje. «Llegan con dos y tres años sin hablar todavía». Un problema que si no se trata a tiempo «arrastrará problemas de escritura cuando el niño sea más mayor». Oliver ha atendido a niños de tres años a los que sus padres ya les tienen que prohibir estos dispositivos «porque los usan tanto que cuando se los quitan tienen unas rabietas enormes».

El abuso de la tecnología a edades tempranas también provoca que haya casos de niños que con 8 ó 9 años tienen un vocabulario muy pobre, como ha visto en su consulta Sonia Antón, logopeda y maestra de Educación Infantil de Novelda. «En clase lo pasan muy mal, porque no son capaces de hacer una exposición o no saben cómo empezar una frase, lo que degenera en problemas de disfemia o tartamudez». Para esta profesional las pantallas nunca pueden sustituir a los beneficios que aporta la interacción con otros niños en el parque, por ejemplo, y con los adultos.

Pese a que no es extraño ver a bebés que todavía no caminan y ya se quedan absortos ante el móvil, los expertos recomiendan que los niños no tengan contacto con las pantallas nunca antes de los tres años y a ser posible, que este momento se retrase el mayor tiempo posible.«Hay estudios que indican que antes de los seis años el cerebro no se desarrolla adecuadamente si está en contacto diario con estos dispositivos», afirma Saúl López, doctor en Psicología Educativa en Vithas Medimar Alicante. Cuanto más tiempo pasan frente a las pantallas, «se produce una menor velocidad de procesamiento, menos memoria de trabajo y problemas en el lenguaje», sostiene este profesional.

También los contenidos de los programas que los niños ven en televisión, tablets y móviles tienen un efecto negativo. «La mayoría son series de ritmo rápido, con cambios rápidos completos de escena, en donde los personajes se mueven constantemente rápidamente a través del espacio, lo que provoca niños hiperestimulados», afirma López.

La atención también se ve afectada. «Con las pantallas hay una estimulación segundo a segundo, por lo que cuando llega el momento de leer o escribir, los niños no pueden enfocar porque las letras no se mueven». Los niños no son capaces de prestar atención mucho tiempo a algo que no se mueve. Cuando a un niño pequeño se le da un móvil o una tablet se queda ensimismado, incapaz de prestar atención a nada más. Algo que, según explica Saúl López, obedece al hecho «de que se afectan las ondas cerebrales, pasando de ondas beta a alfa. El niño pasa de estar en estado de alerta a quedar embotado, en un estado en el que prácticamente sólo funciona el sentido del tacto».

Este profesional ha atendido casos de niños que con apenas cinco años que pasan dos y tres horas diarias frente a una pantalla. «Son niños con menos capacidad de inhibición, les cuesta autocontrolarse y estar concentrados y los padres te dicen que no paran, lo que en ocasiones se relaciona con trastorno por déficit de atención». En la misma línea, la logopeda Vanesa Oliver cree que el hecho de que se recurra a las pantallas para entretener a los más pequeños da lugar a niños con baja tolerancia a la espera. «Creamos niños que no son capaces de estar aburridos y el aburrimiento es clave para desarrollar la creatividad».

A falta de estudios científicos, ya hay profesionales que alertan del daño que las pantallas también tienen sobre la vista de los niños más pequeños. Celia Sánchez-Ramos, investigadora y profesora en la universidad Complutense de Madrid, lleva años investigando con animales para conocer qué les pasa a los ojos cuando se exponen a las luces que emiten las pantallas y asegura que en los ratones expuestos durante tres meses a estas luces la pérdida de neuronas de la retina es del 23%.

Lo que sí está claro es el efecto que estos dispositivos tienen sobre el sueño, ya que la luz artificial que emiten estos dispositivos, actúa suprimiendo la melatonina y por lo tanto alterando el ritmo circadiano del sueño.

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