Si bien la universidad es uno de los contextos sociales donde más se ha avanzado en igualdad, aún sigue teniendo una asignatura pendiente, la de facilitar la conciliación familiar y la maternidad sin que ello suponga un handicap para la mujer, sobre todo a la hora de continuar en su carrera investigadora o ascender en la escala profesional.

Así lo aseguran profesoras e investigadoras de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) que, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer el próximo 8 de marzo, han hecho un balance sobre los logros conseguidos en los últimos años en materia de igualdad, y los retos pendientes.

Es el caso de Trinidad Arcos Pereira, catedrática de Filología Clásica, especialista en Filología Latina, la única mujer que ha estado al frente de la ULPGC en calidad de "rectora accidental", durante la transición entre la jubilación de José Regidor y la elección de Rafael Robaina. Arcos asegura que en su ámbito de conocimiento nunca se ha sentido discriminada por ser mujer, aunque reconoce que aún queda mucho por hacer para lograr la plena igualdad, sobre todo a la hora de promocionar. "El porcentaje de catedráticas, por ejemplo, aún es bajo, pero esto va camino de cambiar porque el número de profesoras es cada vez mayor. A lo mejor no vamos tan rápido como sería deseable, pero si es verdad que ha habido un salto cualitativo desde hace unos diez años. No llegamos al 50% de mujeres en la plantilla docente, porque antes el número de profesoras en determinadas especialidades era muy bajo, pero ya estamos muy cerca de ser el 50% de profesorado".

Para la catedrática, el principal escollo para la mujer, "en la sociedad en general", es el de la falta de un sistema que no "penalice" la maternidad. "El hecho de que coincidan la mayor etapa de producción científica con la edad que tienes los hijos, es un handicap que todavía no está solucionado. Este es el desafío, el ritmo de publicación y avance sobre todo en las áreas de Ciencia, Técnica y Medicina es vertiginoso, y un paréntesis de dos o tres años supone que te quedas atrás por completo y suponga un esfuerzo muy grande para integrarte de nuevo".

Una opinión con la que coincide Sarah Montesdeoca Esponda, doctora en Ciencias del Mar e investigadora del Instituto Universitario de Estudios Ambientales y Recursos Naturales (Iunat). Pone a los estudios de Ciencias del Mar como un ejemplo a seguir, dado que el número de mujeres es igual o superior al de hombres. "Es verdad que el número de catedráticas o profesoras titulares aún es mucho menor que el de hombres, pero en mi generación ya se está viendo un cambio".

Considera que el desafío está en lograr que la conciliación familiar no sea un handicap para la mujer. "Somos más las mujeres que estudiamos carreras, pero somos menos las que decidimos hacer un máster, doctorado o seguir en la carrera científica, porque es una carrera de fondo. Yo llevo 12 años haciendo currículum y son 12 años en los que no he podido tener hijos, porque si hubiese decidido tenerlos probablemente no seguiría en la investigación. El reto, por tanto, es facilitar que la mujer no tenga que elegir entre investigar o ser madre".

Cátedra

Para la profesora de Economía Aplicada, Sara González Betancor, la mujer sigue teniendo más problemas a la hora de avanzar en su profesión. "Los hombres ascienden en la categoría profesional antes que nosotras. El número de catedráticas es muy bajo y es cierto que se llega, pero más tarde y con mucho más esfuerzo". Y pone el énfasis en la investigación, "que no discrimina según la etapa vital en la que se encuentra la mujer, si tienes una familia tienes que rendir exactamente igual seas hombre o mujer, y eso hace que no podamos competir en igualdad de condiciones. La mayoría de las veces tienes que optar entre la maternidad y la investigación, y si te quieres volver a subir al carro de la carrera académica para seguir promocionando lo haces más tarde, y hay quien no llega".

Propone como solución, que los sistemas de baremación para las mujeres hagan una "discriminación positiva" cuando están en edad de tener hijos, "para que no tengan que tirar la toalla".

Para Belén López, directora del Departamento de Matemáticas de la ULPGC, la "discriminación positiva" no es una solución. "Yo he avanzado en mi carrera docente e investigadora, y jamás me he sentido en inferioridad por ser mujer. Y no me gustaría ser catedrática por esa cuota de discriminación positiva, quiero competir a todos los niveles con cualquier persona". López asegura que en la Universidad se han dado pasos importantes hacia la igualdad. "Hemos avanzado mucho, hace diez años nadie se planteaba una Unidad de Igualdad, por ejemplo. Y hay que seguir en este camino, sobre todo centrarnos en la formación en igualdad de nuestros estudiantes, porque ellos son el futuro y si la juventud sabe donde están los límites, la sociedad funcionará estupendamente".

La arquitecta Flora Pescador, profesora de Urbanística y Ordenación del Territorio de la ULPGC, considera que, en general, se está saliendo "de una situación clarísimamente machista, en la que las mujeres hemos ido contando poco, y en estos momentos las cosas se están acelerando mucho a favor del cambio".

Recuerda que cuando comenzó la carrera eran diez mujeres y cien hombres, y ahora el número de alumnas es igual o superior en la Escuela de Arquitectura. "La demanda femenina en esta profesión ha crecido mucho, si que es verdad que la situación entre profesorado no es así, pero en una o dos décadas lo será. Las mujeres debemos aspirar a ser lo que queramos ser sin ningún tipo de cortapisas, independientemente de con quien trabajen".

Ada Santana, presidenta del Consejo de Estudiantes de la ULPGC valora muy positivamente los avances en la Universidad, resaltando acciones como la creación de la Cátedra de Derechos Humanos y Violencia de Género. "Hay cosas que deben mejorar, como el protocolo contra el acoso sexual. Es un logro el hecho de que exista, pero creemos que debe de mejorar, porque no entendemos como los informes que realiza la Unidad de Igualdad no son vinculantes".