Datos de la misión Gaia sugieren que la deformación observada en la Vía Láctea pudo ser causada por una colisión en curso con otra galaxia más pequeña, que envía ondas a través del disco galáctico. Los astrónomos han sabido desde finales de la década de 1950 que el disco de la Vía Láctea, donde residen la mayoría de sus cientos de miles de millones de estrellas, no es plano, sino algo curvado hacia arriba por un lado y hacia abajo por el otro. Hace años que se debate qué está causando esta deformación. Se han propuesto varias teorías, incluida la influencia del campo magnético intergaláctico o los efectos de un halo de materia oscura, una gran cantidad de materia invisible que se espera que rodee a las galaxias. Si tal halo tuviera una forma irregular, su fuerza gravitacional podría doblar el disco galáctico. Con su encuesta única de más de 1.000 millones de estrellas en nuestra galaxia, Gaia podría ser la clave para resolver este misterio. Un equipo de científicos que utiliza datos de la segunda publicación de datos de Gaia ahora ha confirmado indicios anteriores de que esta deformación no es estática, sino que cambia su orientación con el tiempo.