Dos enanas blancas que fallaron como supernovas, se han fusionado y han empezado a trabajar como un ente bicéfalo. El astro que ha formado esta inusual unión es más grande que nuestro Sol pero está comprimido en un tamaño dos tercios el diámetro de la Tierra.

Además, la formación tiene una composición atmosférica sin precedentes, con una cantidad de carbono que jamás se ha caracterizado en un cuerpo estelar de este tipo. Su descubrimiento podría resolver algunas preguntas sobre la evolución de las enanas blancas y el número de supernovas que existen en nuestra galaxia.

La estrella, situada a 150 años luz de nosotros, ha sido identificada gracias a los datos recogidos por el telescopio Gaia, de la Agencia Espacial Europea (ESA). De esta forma, los astrónomos usaron el Telescopio William Herschel (WHT), instalado en el Observatorio del Roque de los Muchachos, en Garafía, en la isla de La Palma.

La investigación, publicada en Nature Astronomics ha sido liderada por el investigador de la Universidad de Warwick, Mark Hollands, que señala que "medir las propiedades de esta supernova fallida, y futuras similares, nos dice mucho sobre los caminos hacia la auto aniquilación termonuclear".

Entre los firmantes del artículo se encuentra Paula Izquierdo, científica adscrita al Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) que afirma que la teoría es un poco "especulativa" pero que "el marco teórico" señala hacia esta fusión como la posibilidad más plausible.

Entre las peculiaridades de esta unión estelar, los investigadores han hallado una característica que la aleja de otras enanas blanca: su alto contenido en carbono. "Aunque no es una rareza, en la gran mayoría de enanas blancas no somos capaces de verlo", explica la investigadora.

De hecho, el carbono suele estar alojado en el núcleo de estas estrellas por lo que "se tie-nen que dar unas condiciones especiales" para que este material salga a la superficie y se pueda observar. A esta alta concentración de carbono se le añade una "inusual" mezcla con hi-drógeno.

Las dos composiciones más comunes de las enanas blancas suelen ser una capa de hidrógeno con helio o una mezcla de helio y carbono. "No esperas encontrar una combinación como esta de hidrógeno y carbono al mismo tiempo pues debería haber una fina capa de helio que lo impidiera", explicó Mark Hollands. Con todo, este nuevo descubrimiento abre la puerta a un mayor entendimiento de la fusión de enanas blancas, así como a la posible producción de supernovas.