La tóxica clasificación entre tipos de niños, los momentos en los que los pequeños informan sobre cómo son, la violencia machista o la errónea alimentación actual fueron algunos de los temas que seis expertos trataron ayer en el Teatro Cuyás en la XVI edición de Gestionando Hijos.

Dicho evento, organizado por Prensa Ibérica y LA PROVINCIA, con la colaboración de la Fundación Disa, congregó a numerosos padres, educadores o profesores que llenaron la sala del recinto de la calle Viera y Clavijo y contó, entre otras personalidades, con la presencia del alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo. Presentando por su director Leo Farache, acompañado de la periodista Claudia Demetrio, el director de LA PROVINCIA /dlp, Antonio Cacereño, dio en primer lugar la bienvenida a los asistentes. El primero en intervenir fue el psicólogo y blogero Alberto Soler, con la charla ¿De verdad existen los niños buenos y malo? "Más que niños buenos o malos debemos referirnos a niños fáciles o difíciles", señaló desde el principio. Soler aseguró que el primer error en la educación es la clasificación y el hecho de decimos que "el niño que se comporta como un niño es malo y el que se comporta como un adulto es bueno" y nos dirigimos a ellos de manera diferente si son de un modo u otro.

El experto también subrayó que si un niño es enérgico lo calificamos como "líder", pero en el caso de una niña decimos que es "mandona y nos la traen a los psicólogos" porque está impuesto en la sociedad que ellas no pueden tener poder.

Etiquetas

Para Soler estas etiquetas nos llevan a tratar a niños y niñas de forma diferente desde que nacen. "A ellas las vestimos con ropa muy bonita y a ellos con chandal" creando una socialización discriminada por sexo donde "ellos van a jugar al fútbol y ellas a hacer gimnasia, lo que nos lleva a confirmar los estereotipos". Soler también subrayó que debemos criar a los hijos con pensamiento crítico. "Los padres dicen que quieren que sus hijos sean empáticos y que no se dejen pisotear, pero nunca que sean obedientes, pero, sin embargo, lo que queremos que sean cuando son pequeños es precisamente eso", afirmó. En su opinión, "tenemos que bajar del pedestal la obediencia y potenciar el pensamiento crítico", y quitar las etiquetas que limitan su desarrollo".

La escritora y filósofa Carmen Guaita, por su parte, ofreció la conferencia Lo que mis hijos me enseñaron y recordó que "cuando tenemos un hijo nos damos cuenta de que es una persona totalmente distinta a nosotros, única, y que los tres mil primeros días de ellos los padres somos omnipotentes y tenemos que cuidarlos porque dependen de nosotros" y se pone un manual de instrucciones para que sean capaces de manejarse en la vida, tener valores y puedan superar sus problemas. Sin embargo, la experta subrayó que "de la manera en que el niño muestra su realidad va a mostrar su personalidad. Hablar con ellos es importante", aseguró. "Pero hay que conocer el momento del día en que están predispuestos". Guaita habló de los peligros de la orfandad digital producido por el descuido sobre la información que manejan con el ordenador. "Es más probable que encuentren a alguien malvado en internet que en la Quinta Avenida de Nueva York donde hay policías en cada esquina", aseguró.

A continuación, la educadora social Marina Marroquí, que ofreció la ponencia Eso no es amor, afirmó que las preferencias de los adolescentes cuando hablan sobre cómo debería ser su pareja, entre otros términos, los chicos dicen cosas como "sumisas", y ellas "celosos". Marroquí afirmó que las escuelas han hecho un esfuerzo por cambiar este paradigma, pero educa también la familia, los cuentos infantiles, las películas o las series como Cincuentas sombras de Grey "cuyo protagonista es el típico chulo que crees que solo lo es porque lo ha pasado mal en la infancia".

La experta recordó que construimos nuestra personalidad con las opiniones de los que nos rodea y que eso es el origen de la violencia machista. "Los adultos destacamos de los niños su valía y de las niñas su belleza. Y por eso la autoestima de las mujeres se construye de manera externa. Todo lo que valoramos de nosotras mismas es lo sinceras, empáticas y buenas que somos. Pero el peligro de una autoestima externa es que depende de lo que opinen ellos de nosotros", afirmó.

"Por eso, el principal motor de nuestra autoestima es nuestra pareja y si es una mala persona puede utilizar esa autoestima para destruirte ya que estás poniendo en el poder de los demás tu perfección sobre ti misma".

Toda mujer educada en el machismo está predispuesta a sufrir violencia de género por esa autoestima externa y porque es incapaz de identificar las primeras señales del maltrato "por el amor romántico que nos han inculcado". Pero para la educadora es difícil extirpar el machismo porque "es cultural y se reproduce de manera inconsciente" y porque nos educan de forma separadas en una sociedad en la que las chicas que suspiran por Grey y los chicos consumen pornografía sádica a través de los diez años".

El problema es que no hay control parental porque el primer acceso a la pornografía de estos jóvenes es desde twitter sin ninguna censura. "Les hemos dado una sobreinformación pero no les hemos dado herramientas para poder gestionarla. No hemos logrado que desarrollaran una personalidad crítica, pero que aprendan el sexo a través de la pornografía es como aprender a conducir a través de Fast and furius", aseguró. Y la experta concluyó con una reflexión muy estimulante. "¿Cuántas veces nos paramos a pensar que no se puede perdonar lo imperdonable? Por mucho que quieras a alguien, no es de buenas personas perdonarlo todo sin ningún tipo de condiciones, pero, por desgracia, todo está ligado al sufrir y a que la gente se lo crea con refranes como 'quien bien te quiere te hará llorar". Durante el descanso, los asistentes opinaban muy favorablemente. Daniel Gil Martín definió las charlas como "de profesionales muy adecuados, amenas, instructivas y acorde a los intereses de los que estamos asistiendo" y destacó los orígenes de la violencia de género como "algo de lo que no nos estábamos enterando". En un tono parecido se mostró Carmen Gallego García que opinó que las ponencias fueron maravillosas. "Tengo una niñas de cinco años, algo que te cambia toda la vida, y quieres darle lo mejor" por lo que "las charlas sobre la violencia de género y el error de las etiquetas es importante para poder ir modulando y formando la personita".

María Oliva Rodrigo también destacó que se trataran conceptos que no había escuchado como el de "orfandad en internet y la forma en que etiquetamos a los pequeños". La jornada vivió su recta final con las tres últimas ponencias. Primero intervino el chef Juan Llorca con la conferencia El respeto, una buena alimentación donde habló de cómo se prima las carnes procesadas, el exceso de proteínas y azúcares por encima de las frutas, verduras y legumbres. El psicólogo y doctor en educación, Rafa Guerrero trató de la Neurociencia de las emociones, donde afirmó que "saber cómo funciona el cerebro de nuestros hijos nos permitiría ajustar nuestras expectativas sobre ellos". Y, finalmente, el profesor y escritor José María Gasalla expuso la charla Educar es cuestión de confianza, recordando que "el ejemplo es la herramienta más potente que cuenta el adulto en la educación".