El 47,4% de la población mundial considera que los hombres son mejores líderes políticos y un 41,4% cree que son más aptos en los negocios. En ese panorama que dibujan los datos del reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), mujeres como las que entrevistamos aquí van sumando conquistas en todos los ámbitos. Cada una de ellas supone una nueva grieta en el techo de cristal compuesto de prejuicios, estereotipos y desigualdades.

Beatriz Gimeno | Directora del Instituto de la Mujer

"Es necesario forjar una alianza feminista"

Referente en el pensamiento feminista y expresidenta de la Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Beatriz Gimeno dejó hace pocas semanas su sillón como diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid para hacerse cargo de la dirección del Instituto de la Mujer.

¿Cómo afronta su primer 8-M desde el Instituto de la Mujer?

Lo afronto igual que siempre lo he hecho como activista y como política, como una fecha para reivindicar mayores cambios que garanticen plenamente los derechos de todas las mujeres, pero también con una nueva responsabilidad que me puede dar la oportunidad de promover acciones que contribuyan de alguna forma a dar respuesta a las demandas del movimiento feminista.

Instituto de la Mujer... ¿o de las Mujeres? ¿Por qué quieren cambiar el nombre?

No se trata de un mero cambio de nombre, sino de reorganizar y reorientar el organismo después de un largo periodo de ostracismo. Además, el propio movimiento feminista ha rechazado tradicionalmente el singular, porque las mujeres no somos una categoría única, somos diversas, tenemos distintas circunstancias vitales y personales. La condición de mujer no es homogénea para todas, hay que contemplar otras diferencias, de edad, de origen, de clase, de raza o etnia, de estatus económico o cultural, de identidad u orientación sexual... Esa diversidad enriquece y fortalece el movimiento.

Cuando llegó al Instituto declaró que "estaba muy dejado de la mano de Dios" y que tenía una ardua tarea por delante. ¿Qué cambios se están gestando y cómo mejorarán la vida de las mujeres?

Es una frase coloquial, pero he especificado que estaba muy dejado de la mano del Partido Popular, y sí, la tarea se presenta ardua. El principal objetivo es volver a colocarlo en la posición relevante que tuvo desde su creación. Mi planteamiento es hacer del Instituto un espacio de pensamiento y debate feminista, un centro de formación en igualdad. Queremos rehabilitar algunos servicios, dinamizar el centro de documentación y la Biblioteca de Mujeres. Nuestra función también tiene que ser la investigación, que nos permita realizar propuestas políticas, que al final es lo que mejora la vida de las mujeres de forma general. Otro de mis objetivos es que el Instituto se ocupe de todas las mujeres, también de las que viven situaciones de precariedad o trabajan en sectores donde las condiciones laborales son muy duras y no están reconocidas.

Irene Montero ha hablado de la necesidad de forjar una "alianza feminista" durante la legislatura. Con todo el debate interno que hay dentro del feminismo, ¿lo ve posible?

No es que lo vea posible, es que lo considero absolutamente necesario en un momento en el que nos enfrentamos a una nueva reacción visceral contra los derechos de las mujeres, incluso al punto del negacionismo de la violencia de género. Eso no significa que no se sigan manteniendo los debates y la reflexión compartida sobre aquellos asuntos en los que hay discrepancias. El feminismo nunca ha sido un movimiento excluyente, más bien al contrario, es un movimiento de defensa de derechos y los derechos no se defienden según categorías, hay que garantizar los de todas las personas y no puede pensarse o mantenerse que los de unas perjudican los de otras. Unir fuerzas contra el enemigo común nunca ha debilitado, siempre ha fortalecido.

¿Cuáles son ahora mismo los grandes retos del feminismo en España y a qué amenazas haría frente esa alianza?

El principal reto al que hay que hacer frente es al de la involución. Cuestiones como la censura parental lo muestran; que a estas alturas se mantenga que la educación afectivo-sexual en los centros escolares es contraproducente en el desarrollo de las personas es un anacronismo y un inmenso error. Es mucho peor que ocurriese como antes, es decir, que estos temas se conviertan en tabú y que los chicos y las chicas, en la época del inmenso flujo de información digital, accedan al conocimiento de la sexualidad a través de la pornografía. No solo no avanzaremos en la erradicación de las violencias machistas, sino que se pueden recrudecer.

Y como otro reto principal también señalaría precisamente ese, conseguir acabar con todas las formas de violencia hacia las mujeres, la física, la psicológica, la sexual, la económica, la simbólica€ Nos está costando muchas vidas y mucho sufrimiento.

En relación a las políticas feministas del nuevo Gobierno, ¿qué podemos esperar?

Debemos esperar todo, y las mujeres hacen bien en demandar todo. Unos objetivos serán más fáciles de alcanzar y otros más difíciles, como erradicar la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, que requiere multitud de acciones y enfoques y la implicación de muchas instancias, no solo nacionales. Pero combatirla con todos los medios a nuestro alcance es un imperativo.

Afrontar la cuestión de las empresas intermediarias en la contratación de vientres de alquiler, que se anuncian abiertamente en España, donde esta actividad no es legal, es otro tema importante y complejo de abordar. Son empresas que se aprovechan de la legítima aspiración de ser padre o madre para crear un mercado de alta rentabilidad donde la materia prima son los cuerpos de las mujeres más pobres. Esto es una cuestión de género, pero también de clase, y si me apuras, de colonialismo.

¿Qué hace falta para lograr una igualdad real?

A la vista de los tres siglos de lucha feminista que llevamos para alcanzarla, hace falta mucho. Desde luego está más cerca pero no podemos obviar que el avance es lento, y que cada logro abre nuevos retos. No tengo la receta mágica, pero creo que algunos de los ingredientes son la defensa de la libertad de todas las personas, una educación y socialización alejada de los mandatos de género del patriarcado, unas políticas firmes y continuadas que la impulsen y unas instituciones fuertes volcadas en llevar a cabo esas políticas.

Encarnación Roca | Vicepresidenta del Tribunal Constitucional

"Solo seis mujeres han formado parte de este tribunal. Es inaceptable"

Se licenció en Derecho cuando las mujeres todavía no tenían permitido ser juezas. Y desde entonces no ha dejado de romper moldes en sus más de cinco décadas de carrera profesional: fue la primera catedrática de Derecho Civil de España, la primera mujer en llegar a la Sala Primera del Tribunal Supremo y la primera que ha ingresado en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación€

¿Ha sido duro ser una pionera?

Yo he llevado una carrera para mí normal, he sido pionera porque la inmensa mayoría de mis compañeras, excepto dos o tres, no hicieron una carrera de este tipo porque no tuvieron la oportunidad. Pero sacrificios, todas las carreras conllevan los suyos. Yo llevaba una vida muy normal, me casé, tuve un hijo y poco después tuve que afrontar una separación en una época en la que no había divorcio. Eso sí requiere sacrificios para cuidar de la familia, seguir trabajando, preparar la oposición y poder compaginar todo.

¿Ha sufrido usted la discriminación en primera persona?

No. Absolutamente no. Tal vez podría parecer mejor si dijera que sí y que soy una mártir, pero no soy ninguna mártir. Es verdad que al principio sí que parecía un poco un florero, pero en el momento en que demuestras que estás ahí para trabajar y que puedes razonar de la misma manera que tus compañeros hombres, ahí se acabaron las discriminaciones.

El 53% de los jueces son mujeres pero en los órganos superiores dominan ellos. De los 12 magistrados del Tribunal Constitucional, solo hay dos mujeres. ¿Cómo ha visto cambiar las cosas en sus años de experiencia?

En 1966, cuando yo acabé la carrera, una mujer no podía ser juez. Se ha avanzado mucho, pero solo seis mujeres han formado parte del Tribunal Constitucional en sus 40 años de historia. Esto no es aceptable, es evidente que hay muchas más que tienen competencia para ser magistradas de este tribunal.

¿A qué se debe? ¿No se confía en la capacidad de las mujeres?

No creo que sea eso, al contrario yo creo que confían demasiado en las mujeres, confían hasta el extremo de que saben que les van a comer el terreno en muchas ocasiones. ¿Quizá se asusten de vernos en algunos sitios? No lo sé.

¿Es usted optimista con respecto a la igualdad?

No, no soy nada optimista, no. Me asusta mucho la sociedad tal como está. La promoción de la igualdad se hace cambiando la mentalidad de las personas que tienen que ponerla en práctica y eso es algo muy difícil, muy lento y muy largo y no soy optimista.

¿La igualdad es inalcanzable?

Tanto como eso no, pero alcanzable a corto plazo, tampoco.

¿Cuotas sí, cuotas no?

Sin ellas, la igualdad costará mucho más. Ha quedado probado en todos los países en los que se han implantado sistemas de cuotas que las mujeres han empezado a acceder a determinados puestos. ¿A partir de ahí son convenientes? No. Son una herramienta que puede ayudar a resolver la falta de mujeres en algunos reductos, a solucionar un problema concreto pero no son para siempre, las cuotas para siempre demuestran que la sociedad es incapaz de alcanzar la igualdad.

¿Cuáles son los grandes desafíos del derecho de familia?

Son retos muy complicados. Todos los temas relacionados con los hijos en caso de divorcio, por ejemplo. Y todo lo que tiene que ver con el tema de los géneros y los sexos. Cuestiones tan complejas como las que afectan a las personas transgénero, que están produciendo ya problemas jurídicos que todavía no se han afrontado. Son asuntos que generan un tipo de violencia oculta y latente que no es solamente el machismo. La igualdad no es solo la de hombre y mujer. Todos somos personas.

Carmela Silva | Presidenta de la Diputación de Pontevedra y feminista declarada

"Hemos avanzado, pero queda mucho por andar"

En la Wikipedia la definen como feminista antes que como socialista€

Creo que mi mayor característica es ser feminista, me gusta que se me identifique como defensora de los derechos de las mujeres, siendo uno de mis objetivos promover la igualdad y la visibilidad de las mujeres, así como luchar contra la violencia de género.

¿El ámbito de la política sigue siendo machista?

Creo que es uno de los ámbitos en los que más hemos avanzado. Las cuotas permiten que las mujeres podamos llegar a puestos de poder porque había un techo de cristal en las instituciones. Y con la Ley de Igualdad se ha producido un cambio cualitativo. Ahora las mujeres somos el 52% pero a nivel local queda mucho por hacer ya que son solo un tercio las mujeres en puestos altos. En España el 54% tituladas son mujeres y la pregunta es ¿por qué no estamos más representadas?

¿Qué cambios ha observado tanto en el ámbito político como en la sociedad?

Tengo 59 años y creo haber vivido cambios muy importantes: las mujeres hemos alcanzado grandes cuotas en la universidad, estamos en las direcciones de empresas, en la política, en la judicatura, en el periodismo... Queda por avanzar en gobierno de CCAA., y nunca ha habido una candidata de presidencia del Gobierno. Y un tema que me preocupa es que vemos cómo en las carreras STEM, el número de mujeres está por debajo del 25% cuando el mundo va a ser tecnológico y eso significa que el 75% de las decisiones en todos los ámbitos va a ser masculino. Hemos avanzado, pero queda mucho por andar.

¿Cuáles son los retos de hoy?

La lucha contra la prostitución. Debemos organizarnos para tener más capacidad de presión en el sentido positivo y para eso tenemos que hacer planteamientos educativos desde la infancia para formar en igualdad. La igualdad debe ser transversal y continuada en nuestra vida. Y tenemos que trabajar juntas para que las nuevas generaciones lo perciban.

Un mensaje para las mujeres que sufren violencia de género...

Hay que salirse del círculo de la violencia y tomar la decisión de romper. Y hay que reconocer su valentía a quienes lo hacen, porque muchas veces no encuentran la respuesta a nivel económico, judicial€ para tener los recursos necesarios. Que se atrevan a denunciar porque ningún ser humano debe vivir en el dolor en primera persona ni en la piel de sus hijos.