En Noruega los acontecimientos sobre el coronavirus se están reproduciendo de forma tan acelerada como en España. Así lo afirma Sonia Ferrer, profesora del Instituto Faro de Maspalomas que acudió el pasado 4 de marzo, junto con siete alumnos de cocina de entre 16 y 19 años, a la localidad de Molde, para realizar unas prácticas dentro de un proyecto Erasmus y con la intención de permanecer 18 días, pero que tienen que regresar a Gran Canaria por consejo del gobierno noruego. Todo transcurría con normalidad hasta que el pasado jueves las autoridades sanitarias recomendó a todos los extranjeros que estaban de forma circunstancial para que volvieran a sus países. "Nos obligan a regresar porque dicen que no se sabe cómo va a ir evolucionando la enfermedad estos días y no quieren hacerse responsables de nosotros si nos quedamos aquí. Así, ante una situación de este tipo, tu decides volverte". Lo cierto es que el país escandinavo está exactamente igual que el nuestro: cancelando actividades públicas y cerrando comercios y hoteles.

"Los alumnos estaban haciendo prácticas de cocina y han tenido que dejarlas", afirma. Sin embargo, la experiencia ha sido muy positiva para todos ellos ya que los profesionales gastronómicos en donde han podido desarrollar sus conocimientos les han felicitado extraordinariamente por su preparación.

"Nos invitan a volver cuando queramos y agradecen que estemos en estos convenios de colaboración porque se han sorprendido del buen trabajo que han hecho los chicos aquí, porque la formación en cocina en Gran Canaria es muy buena".

Sea como fuera, la profesora tuvo que ir a comprar billetes de vuelta a la Isla comprobando sorprendida que le saldría cada uno por 200 euros. Sin embargo, desde el equipo de cocina del país nuevamente se volcaron con ellos facilitándoles unos vuelos charter que han salido mucho más baratos. La vuelta será hoy sábado a las 8.00 de la mañana, por lo que evitarían la supuesta medida de cerrar el espacio aéreo fuera de las Islas en caso de que se produjera. Ferrer subraya que al ser Noruega un país frío las posibilidades de contagio son mayores. "La gente es tranquila y silenciosa, los sitios no suelen estar muy llenos, y por eso yo no he notado cambios. Si antes la gente no salía por el frío o la nieve, pues ahora no saldrá por el coronavirus. Pero no veo nada muy extraño".