"No te rindas", es el mensaje que han enviado los niños, niñas y adolescentes del hogar 'Jiribilla' de Valsequillo y menores de otros centros de Canarias a través de cartas y un vídeo a las personas que se encuentran ingresadas debido a la pandemia. La mejor manera de combatir al coronavirus es la unión y la solidaridad entre todos, ayudar a los más vulnerables, y por supuesto, a quienes están en los hospitales ingresados y aislados a consecuencia de esta enfermedad.

Los niños y niñas son los primeros en ser solidarios, en dar esperanza y llenar de energía y ánimo a los enfermos. La inocencia que permanece en sus corazones llena de amor a quiénes les rodean y es por ello que la asociación #Up2U Project ha decidido responder al llamamiento de la cirujana Cristina Marín Campos del Hospital La Princesa en Madrid, que pide a la población enviar misivas a los afectados por el virus ya que estos se encuentran en un "aislamiento brutal", no han podido comunicarse con sus familias, están "completamente solos" y ven a los médicos "una vez al día".

Desde #Up2U Project han propuesto a los menores que se encuentran en los centros de acogidas y de medidas judiciales que se unan a la inciativa para aliviar el alma de los confinados y hacer más ameno el tiempo de aislamiento de los ingresados por esta pandemia que, en algunos casos, cuentan con otros familiares en la UCI y no pueden tener contacto con ellos por prevención, según revela Marín Campos. Los niños y educadores del centro de menores 'Jiribilla' de Valsequillo se han unido a esta iniciativa en un vídeo con un mensaje de fuerza y amor: "No te rindas, yo te quiero".

Además, esto también les ayuda a ellos ya que consiguen distraerse, analizar y reforzar los valores. "Ponerse en el lugar del otro" que en este momento es muy importante, muchos quizás no entienden la razón por la que no pueden salir y los profesionales que trabajan en estos centros dan lo mejor de sí para que estos menores que, van desde los cinco años, tengan actividades diferentes día a día y pueden sobrellevar esta situación excepcional. Una de las formas es hacerles ver que "hay gente que lo está pasando peor. Es por eso que les propusimos responder a esta iniciativa para darle una palabra de aliento a los que están enfermos y no pueden ver a sus familiares", apunta la titular del Juzgado de Menores número 1 de Las Palmas de Gran Canaria y presidenta de Up2Uproyect, Reyes Martel. "Con esto intentamos que desarrollen sus valores", explica la magistrada.

"Esto va para los que están malos y necesitan ánimos. Me gustaría que se recuperen" empieza una de las cartas de los niños y niñas del centro Jiribilla de Valsequillo. "Anímate, la vida es una alegría. Siempre hay una sonrisa", reza otra misiva. "Hola, hoy es mi cumple número 10. Felicidades si también es el tuyo", escribe otro de los menores, todas ellas acompañadas con el dibujo de un arcoíris y una de ellas tiene la forma de un corazón.

No es fácil estar confinados y eso ha quedado evidenciado en algunos de estos centros que comparten unos 80 menores. Algunos tienen necesidades especiales, problemas de conducta y adicciones, por lo que los profesionales hacen "un esfuerzo tremendo" para que se mantengan ocupados y evitar altercados como el ocurrido en el albergue juvenil de La Santa, en Lanzarote, que funciona temporalmente como centro de acogida para inmigrantes menores de edad no acompañados. Varios de los 57 jóvenes que hacen vida en ese centro se negaron a acatar la orden de confinamiento y el estado de alarma decretado el pasado fin de semana por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por ello causaron destrozos entre el lunes y martes de esta semana dentro y fuera de las instalaciones.

En el Centro de Internamiento Educativo para Menores Infractores (CIEMI) de La Montañeta (Gran Canaria) hay 83 menores, mientras que en el CIEMI de Valle Tabares (Tenerife) hay 110, a pesar de que tiene capacidad para 80. En este último, que es el único con régimen cerrado, "se lo están tomando con tranquilidad", relata la magistrada. "No todo es tan negro", narra Martel. El virus lo paramos unidos.