El día anterior habían tenido una discusión fuerte. Una de tantas, algo común entre la pareja. "¡Qué me saques a la calle!", aseguran los vecinos que gritó Encarnación G. R., de 78 años, a su marido José P. A., de 62, quien presuntamente le había agredido en numerosas ocasiones durante las décadas que estuvieron juntos. La pelea se repitió de madrugada. Sobre las cuatro empezaron los primeros ruidos. Horas después, a las seis, se hizo el silencio. A las siete, Pepe, como es conocido en el barrio de La Isleta, llamó a la Policía Nacional para confesar que acababa de asfixiar con un cojín a su mujer, que yacía muerta en el interior de la vivienda que ambos compartían. Él fue detenido como presunto autor de un asesinato por violencia de género, el primero que se produce en el Archipiélago este año y el décimo octavo en todo el país.

La pareja era conocida en el tramo de la calle La Naval que va desde la gasolinera BP hasta el parque de bomberos, la zona conocida como Muelle Grande. En la segunda planta del número 229, en el edificio Puerto Luz, vivían Encarnación, una mujer originaria de Cataluña que había enfermado hace unos años, y su marido Pepe, quien se encargaba de cuidarla, de asearla y de pasearla "dos y tres veces al día", apuntó ayer una de las vecinas, quien aseguró que conoce a ambos de toda la vida.

Era un matrimonio con dos caras, según la definición que hacían quienes le conocieron. Esta misma persona aseguró que en la calle se le veía a Encarnación bien vestida, limpia, siempre acompañada por Pepe. Las enfermedades degenerativas que tenía le obligaban a recibir ayuda para realizar casi cualquier tarea. Era completamente dependiente de él. De puertas para dentro cuentan que la historia era completamente diferente. "Los gritos eran habituales", apunta esta vecina. También las palizas. No obstante, Delegación del Gobierno informó ayer de que constaban dos actuaciones por violencia de género, la última en el 2019, "si bien es cierto que la víctima no quería continuar con el procedimiento y no se acordó medida alguna por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer". Ante esta situación, agrega la delegación, las fuerzas y cuerpos de seguridad no habían abierto ningún protocolo de medidas de seguimiento o protección.

El viernes, sobre las tres de la tardes, habían mantenido una fuerte discusión. Según la vecina, los gritos de Encarnación eran: "¡Quiero salir a la calle!". "Estaba histérica por salir", agregó. "Ayer [antes de ayer para el lector] salió sola a comprar", puntualizó otro vecino de la calle La Naval, quien agregó que él se encargaba de atenderla en casa. Aquella discusión se repitió ya de madrugada. Los ruidos fueron incesantes. "Como los de siempre", puntualizó esta última persona. Los residentes en el edificio ya estaban acostumbrados a estos escándalos, según cuenta uno de ellos.

En esta ocasión los insultos se apagaron a las seis de la mañana. Sobre esa hora, Pepe cogió un cojón y la asfixió. La mató. Esta misma persona llamó a la Policía Nacional, que acudió hasta el edificio Puerto Luz. En la puerta de la casa les esperaba el autor del crimen, que les recibió. Los agentes dieron aviso al Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 112, que movilizó una ambulancia medicalizada hasta la vivienda. Los sanitarios únicamente pudieron certificar la muerte de Encarnación G. R. a sus 78 años.

El Grupo de Homicidios de la Brigada Provincial de Policía Judicial abrió una investigación y procedió a la detención de Pepe, quién también se encarga de atender a su madre, por un delito de asesinato al confesar el crimen. El caso ha recaído en el Juzgado de Instrucción número 3 de Las Palmas de Gran Canaria en funciones de guardia.