A prisión, comunicada y sin fianza. José P. A., de 62 años y conocido en Muelle Grande como Pepe, ingresó en la tarde de ayer en un centro penitenciario después de que la jueza le tomara declaración y decidiera imputarle un delito de asesinato con la agravante de parentesco al matar a su mujer Encarnación G. R., de 78 años, al asfixiarla con una almohada después de tener una fuerte discusión durante la madrugada del pasado sábado. El autor confesó los hechos ante los agentes de la Policía Nacional que acudieron al crimen.

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El asesinato se produjo después de años de agresiones y discusiones dentro de la pareja, como constataron los propios vecinos del tramo de la calle La Naval que va desde la gasolinera BP y el parque de bomberos. Delegación del Gobierno, por su parte, indicó que había constancia de al menos dos actuaciones por violencia de género, la última de ellas el pasado 2019, en el número 229 de la citada vía, en el denominado edificio Puerto Luz. Sin embargo, en ambas ocasiones la víctima no quiso continuar con el procedimiento por lo que no denunció los hechos y no se acordó medida alguna por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer.

Estas actuaciones ocurría mientras en el barrio conocían de los numerosos problemas que atravesaba la víctima, quien tenía diferentes enfermedades degenerativas. Esto, según los vecinos, hacía que la pareja tuviera dos caras, una de ellas de puertas para adentro y otra de puertas para afuera. En esta segunda versión, una amiga del matrimonio asegura que Pepe, antiguo trabajador portuario, se encargaba de cuidarla, asearla y sacarla entre dos y tres veces al día porque, añadió, era completamente dependiente. "Estaban siempre juntos, eran como la Virgen y San José", apostilló.

En cambio, las peleas eran continuas dentro del domicilio. Las últimas se produjeron la tarde del pasado viernes y la madrugada del sábado. En la primera de ellas, siempre según los residentes en la calle La Naval, Encarnación pedía a gritos que le sacaran a la calle. Un residente del edificio apuntó que incluso llegó a salir sola al supermercado. De madrugada se produjo la última pelea. Cuentan los testigos que se escucharon gritos a partir de las cuatro de la madrugada. "Lo normal", apuntó el vecino del inmueble. No le pusieron importancia. Era una situación que ya habían vivido con anterioridad. Esta ocasión acabó de forma trágica. Sobre las seis de la tarde se hizo el silencio. Según fuentes consultadas, Pepe cogió una almohada y asfixió a Encarnación G. R. hasta provocarle la muerte.

El propio autor del asesinato fue el que llamó a la Policía Nacional para confesar el crimen. Los vecinos indicaron que estaba en la puerta del Segundo D en el que residía. Los agentes llegaron y se pusieron en contacto con el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 112, que a su vez movilizó una ambulancia medicalizada. Los sanitarios únicamente pudieron confirmar el fallecimiento.

El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Canarias inició una investigación que apenas ha tenido recorrido después de la confesión de Pepe, que poco más de 24 horas después de su detención pasó a disposición del Juzgado de Instrucción número 5 de Las Palmas de Gran Canaria, cuya titular es la magistrada Ana Isabel de Vega que decretó su ingreso en prisión provisional. Tras instruirse las primeras diligencias previas, el caso pasará a un Juzgado de Violencia sobre la Mujer, que lo tramitará como procedimiento ante el tribunal del jurado, al ser el delito competencia objetiva de esta institución, según informó ayer el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC).

El asesinato de Encarnación es el primer caso de violencia machista que se registra este año en el Archipiélago y el segundo que tiene lugar en España desde que el pasado 14 de marzo se decretara el estado de alarma por la pandemia del coronavirus. Durante este 2020, el número de víctimas a manos de sus parejas asciende a 18.