El Cabildo de Gran Canaria ha tenido que intervenir una tortuga, un daño cuya simple visión causa dolor, sobre todo porque es producto de los malos hábitos humanos.

La tortuga fue hallada hace una semana en la Playa de Las Canteras, donde fue avistada por un operario municipal que alertó al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de la Institución insular, ya que también hay personas que se dedican a salvarlas, agregó la consejera de Medio Ambiente, Inés Jiménez.

Se trata de un ejemplar de tortuga juvenil caretta caretta de 6,5 kilos a la que las redes que la retenían le provocaron una necrosis entera de su aleta delantera izquierda, que obligó a una amputación desde la mitad del húmero para así evitar que sufriera una infección que pusiera en riesgo su supervivencia.

A la tortuga se le dejó la herida abierta y todos los días se le hará una cura y se le administrarán los antibióticos necesarios para evitar que se produzca una septicemia.

Cabe destacar que la pérdida de una aleta condiciona la procreación de las tortugas porque en el caso de las hembras, cuando llegan a su edad adulta e intentan desovar -poner los huevos en la arena-, tendrán problemas para excavar en la arena, y en los machos, tienen problemas para copular. Para conocer el sexo de las tortugas hay que realizarles estudios genéticos.

Tras la operación, el animal ha sido trasladado para su recuperación al Centro de Taliarte, donde permanecerá en piscinas de agua salada bajo vigilancia y tratamiento durante al menos un mes antes de su vuelta al mar.

Este ejemplar, como ocurre con todas las tortugas heridas que llegan al Centro del Cabildo, ha pasado a formar parte del proyecto europeo INDICIT sobre la basura marina con el fin de conocer y monitorizar el estado del medio marino a través de las tortugas, ya que por sus características y movimientos, ejercen de indicadores para medir la situación del mar.