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Salud

El Hospital Insular, pionero en el uso de placas de carbono en fracturas de tobillo

El centro es el primero de España y Portugal en reconstruir articulaciones con ese material - Las nuevas prótesis permiten ver la zona reconstruida a través de rayos X

Los doctores Juan Pedro Rodríguez y Arnaldo Rodríguez en el Hospital Insular de Gran Canaria. LP/DLP

El equipo de traumatología del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria ha sido el primero de España y Portugal en emplear placas de carbono para la reconstrucción de fracturas de alta complejidad en el tobillo. De esta manera, sustituyen las prótesis metálicas que impiden ver la articulación dañada a través de rayos X, ya que el nuevo material es radiotransparente. El especialista del Grupo de Pie y Tobillo del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del centro hospitalario, Juan Pedro Rodríguez, detalló que esta técnica supone un avance en el tratamiento de este tipo de patologías porque permite a los especialistas comprobar si la restauración evoluciona adecuadamente.

Rodríguez explicó que ya han implantado con éxito placas de carbono en tres personas, la primera de ellas el día 10 de julio y la última el pasado martes. Estos pacientes, aseguró el cirujano, "tienen una movilidad completa, sin dolor y una buena recuperación". En ese sentido, el especialista afirmó que el futuro de los enfermos depende, por un lado, de la intensidad del traumatismo, algo en lo que los cirujanos no pueden influir porque depende del tipo de accidente que haya sufrido el paciente; y, por otra parte, de la reconstrucción articular, que se puede hacer lo más anatómica posible. Rodríguez reconoció que "este tipo de fracturas dan mucho problemas de dolor, de rigidez, de incapacidades y son bastante frecuentes", ya que cada mes su equipo hace unas cinco reconstrucciones complejas de tobillo.

Además de que las placas de carbono permiten a los facultativos ser "más finos" en la reducción de la fractura y la reconstrucción de la articulación, la forma de colocarlas es la misma que para el resto de placas, por lo que su implantación no requiere una destreza técnica específica y un cirujano entrenado en este tipo de intervenciones no precisa de un entrenamiento especial. También ofrece una visión más amplia que una artroscopia -introducción de una pequeña cámara en la articulación-, ya que esa técnica no permite llegar a ver la zona posterior de la articulación.

Otro beneficio de este material es que evita que para controlar la evolución de la intervención el paciente tenga que someterse a un escáner, una práctica que implica una mayor radiación que los rayos X y, además, es más costosa.

Si bien, la mayor ventaja que aportan las placas de carbono frente a las metálicas, es que "el paciente se encuentra mejor y tiene menos complicaciones, por lo que en el futuro tendrá una menor probabilidad de verse obligado a pasar otra vez por el quirófano", aseguró el doctor Rodríguez. De esta manera también se reduce considerablemente el gasto sanitario que puede haber en caso de que el enfermo tenga que someterse a más de una operación.

La flexibilidad del hueso

El tiempo de recuperación tras la cirugía es el mismo, pero con las placas de carbono, señala Rodríguez, "se evitan las complicaciones que pueden surgir si hay un ligero error en la reconstrucción de la articulación, algo que provoca que la visagra no se recupere adecuadamente, se desgaste de manera precoz y genere dolor". Estas prótesis son biocompatibles, por lo que no requieren una renovación periódica ya que "el cuerpo las asume como propias". Según apuntó el especialista en traumatología, el carbono tiene una flexibilidad similar a la del hueso y una dureza suficiente como para que resista las cargas que tiene el hueso. "Es más difícil que se fatigue y se parta si la fractura no pega", detalló.

Las placas de carbono, de fabricación estadounidense y distribuidas en la Península Ibérica por la compañía Acuña Fombona, tienen un coste de unos 1.200 euros, importe inferior al de una placa metálica cuyo precio ronda los 1.700 euros. Este tipo de implante lleva desde hace dos años empleándose en Estados Unidos para la reconstrucción de articulaciones.

El jefe del servicio de Traumatología del Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil, Arnaldo Rodríguez, destacó que la unidad de pie cada vez adquiere un mayor peso específico. "Cada día hacen una cirugía más puntera y abordan el tratamiento de fracturas muy complejas como son las del extremo distal de la tibia y tobillo", concluyó el jefe del servicio.

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