El calzado es más importante para la salud de lo que se piensa y en esta época veraniega más. Por ello, los expertos advierten de que las cholas, las sandalias muy planas y los tacones altos aumentan el riego de lesiones. Esto subraya el servicio de Traumatología del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria , que matiza que el uso inadecuado de este tipo de calzado conlleva golpes, fracturas, rozaduras e incluso quemaduras. Los traumatólogos explican que "se debe elegir el calzado con los pies y no con la vista" ya que éstos serán el soporte de nuestro cuerpo "toda la vida" y añaden que algunas de las opciones más usadas para contrarrestar el calor de verano, como las cholas y determinadas sandalias muy planas, pueden producir caídas y deslizamientos que deriven en fracturas o torceduras. En este sentido, los traumatólogos hacen especial hincapié en las personas con edad avanzada, para las que se debe elegir un calzado "adecuado" y "confortable", que facilite la transpiración, con puntera ancha y un poco alta, que favorezcan la estabilidad y la reducción de las alteraciones de la marcha.

Según los expertos, el calzado, tanto en verano como en invierno, necesita aportar la longitud y anchura adecuada; que sea flexible y con el contrafuerte, que es la zona que circunda al talón, rígido para mantener el tobillo en buena posición y con una altura de tacón de entre 2 y 4 centímetros, con un mínimo de deslizamiento y ser confortable desde el primer momento". Así, los tacones muy altos producen una carga excesiva sobre la parte anterior del pie, llegando a causar dolor en la espalda, rodilla y caderas. "Si a este complemento se le suma que su forma tenga una punta extremadamente estrecha, se favorece la aparición de juanetes y deformidades en los dedos, como por ejemplo, dedos en garra o montados, callos o durezas", explican los traumatólogos.

Existen, además, otras peculiaridades que se deben tener en cuenta en aquellas personas que sufren alteraciones de la sensibilidad de los pies, como los pacientes diabéticos. Los especialistas advierten de que no deben permanecer descalzos (excepto en cama o ducha) para evitar traumatismos y heridas, así como el riesgo de quemaduras provocadas al caminar en la playa o en superficies muy calientes, como piscinas o pistas deportivas.